Revista Historia

Sumando palabras. Reflexiones sobre la Declaración del 27 de julio

Por Spartacus
Sumando palabras. Reflexiones sobre la Declaración del 27 de julio
La Masonería no es un partido político; por ello no participa en la política partidista ni toma “partido” por unos u otros, ni permite que sus talleres se conviertan en agrupaciones encubiertas de los partidos políticos.
La Masonería no es una religión ni tiene dogmas que imponer a nadie; por ello no habla de religión en sus talleres ni indica a nadie en qué debe creer o dejar de creer; admitiendo todas las creencias o su ausencia.
La Masonería no es un sindicato, ni siquiera de intereses, pero sí tiene un interés muy especial, al menos en el Derecho Humano, por el cual afirmamos “la igualdad del hombre y de la mujer” […] y aspiramos “a que ambos logren gozar, en toda la Tierra y en forma igualitaria, de la justicia social, en una humanidad organizada en sociedades libres y fraternales” (art. 1 Constitución Internacional -CI-).
Y por que El Derecho Humano no habla de política partidaria y sí de Política; no de religión y sí sobre Laicismo; no de los intereses particulares y sí de los que afectan a hombres y mujeres, es por lo que trabajamos “hombres y mujeres fraternalmente unidos, sin distinción de orden racial, étnico, filosófico o religioso,” siguiendo “un método ritual y simbólico, gracias al cual sus miembros edifican un Templo a la perfección y a la gloria de la humanidad (art. 2 CI).
Y cuando las medidas económicas y políticas de un Gobierno, sea este o cualquier otro, día sí y otro también, da de patadas a los más elementales principios de justicia social, y desmonta el edificio del Estado de Bienestar o lo utiliza para favorecer a unos en detrimento de otros, “los masones deben hablar, denunciar, informar” individual y colectivamente. Y cuando los masones hablan individualmente y lo hacen de una forma mayoritaria y mostrando su preocupación por lo que ocurre, es cuando la “Federación […] debe tomar la palabra”, expresar el sentir de todos, y, haciéndose eco de ese sentir y del que es clamor en la calle, proponer “trabajos para el próximo curso con estas preocupaciones, e incluso, que la masonería se implique un poco más socialmente”.
Porque cuando las libertades públicas de reunión, expresión, el derecho a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la atención en situaciones de marginación de miles de discapacitados físicos o psíquicos, enfermos de SIDA, ancianos en el medio rural… están en peligro es cuando hay que denunciar individual y colectivamente esta situación.
Porque cuando los responsables económicos y políticos de este desastre no sólo no reconocen ni la más mínima culpa sino que además se blindan con indemnizaciones millonarias, con leyes a su medida… es el momento de denunciarlos individual y colectivamente, sin que nos paralice una justificada preocupación por “tomar posiciones políticas o que pudieran ser confundidas con posiciones políticas”; porque no son tales, sino la aplicación de un certero “sentido crítico” de lo que supone ser masón: no aceptar ni compartir la complicidad silenciosa individual o colectiva.
En esta situación, “protestar deja de ser política para volverse una obligación moral”.
Decimos varios... “Porque la Masonería es, a nuestro “molesto” entender: Libertad, Igualdad, Fraternidad y más cosas”.
Candela y Ricardo.

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