Revista Historia
La Masonería no es un partido político; por ello no participa en la política partidista ni toma “partido” por unos u otros, ni permite que sus talleres se conviertan en agrupaciones encubiertas de los partidos políticos.
La Masonería no es una religión ni tiene dogmas que imponer a nadie; por ello no habla de religión en sus talleres ni indica a nadie en qué debe creer o dejar de creer; admitiendo todas las creencias o su ausencia.
La Masonería no es un sindicato, ni siquiera de intereses, pero sí tiene un interés muy especial, al menos en el Derecho Humano, por el cual afirmamos “la igualdad del hombre y de la mujer” […] y aspiramos “a que ambos logren gozar, en toda la Tierra y en forma igualitaria, de la justicia social, en una humanidad organizada en sociedades libres y fraternales” (art. 1 Constitución Internacional -CI-).
Y por que El Derecho Humano no habla de política partidaria y sí de Política; no de religión y sí sobre Laicismo; no de los intereses particulares y sí de los que afectan a hombres y mujeres, es por lo que trabajamos “hombres y mujeres fraternalmente unidos, sin distinción de orden racial, étnico, filosófico o religioso,” siguiendo “un método ritual y simbólico, gracias al cual sus miembros edifican un Templo a la perfección y a la gloria de la humanidad (art. 2 CI).
Y cuando las medidas económicas y políticas de un Gobierno, sea este o cualquier otro, día sí y otro también, da de patadas a los más elementales principios de justicia social, y desmonta el edificio del Estado de Bienestar o lo utiliza para favorecer a unos en detrimento de otros, “los masones deben hablar, denunciar, informar” individual y colectivamente. Y cuando los masones hablan individualmente y lo hacen de una forma mayoritaria y mostrando su preocupación por lo que ocurre, es cuando la “Federación […] debe tomar la palabra”, expresar el sentir de todos, y, haciéndose eco de ese sentir y del que es clamor en la calle, proponer “trabajos para el próximo curso con estas preocupaciones, e incluso, que la masonería se implique un poco más socialmente”.
Porque cuando las libertades públicas de reunión, expresión, el derecho a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la atención en situaciones de marginación de miles de discapacitados físicos o psíquicos, enfermos de SIDA, ancianos en el medio rural… están en peligro es cuando hay que denunciar individual y colectivamente esta situación.
Porque cuando los responsables económicos y políticos de este desastre no sólo no reconocen ni la más mínima culpa sino que además se blindan con indemnizaciones millonarias, con leyes a su medida… es el momento de denunciarlos individual y colectivamente, sin que nos paralice una justificada preocupación por “tomar posiciones políticas o que pudieran ser confundidas con posiciones políticas”; porque no son tales, sino la aplicación de un certero “sentido crítico” de lo que supone ser masón: no aceptar ni compartir la complicidad silenciosa individual o colectiva.
En esta situación, “protestar deja de ser política para volverse una obligación moral”.
Decimos varios... “Porque la Masonería es, a nuestro “molesto” entender: Libertad, Igualdad, Fraternidad y más cosas”.
Candela y Ricardo.