Revista Creaciones

super mamás veraniegas y otros fenómenos paranormales

Por Patriciaderosas @derosasybaobabs

Hace poco compartí en Facebook un articulo sobre el modelo de “super mamás” que parece que abunda últimamente poniendo como ejemplo a Paula Echeverría. Lo leíamos una tarde al borde de la piscina mi amiga y compañera de vacaciones Natalia y yo mientras los chicos se reían sin prestar demasiada atención a mi lectura.

Poco después hacía entrada en nuestra piscina cual aparición mariana nuestra propia pesadilla. Morena, trentaytantos bien llevados, aparentando probablemente menos años de los que realmente tiene. Caminando tranquila, y muy digna, sin las clásicas prisas de quienes queremos pasar sin pena  ni gloria por zonas donde nuestro culo puede ser valorado. Y es que la super mamá, después de tres partos, tiene el culo en ese lugar donde siempre debería permanecer, en su sitio. Con un leve atisbo de celulitis, el justo para que los hombres no le presten atención y para que las mujeres la consideremos humana y la odiemos desde el primer momento. Mona, pero no un bellezón. Estilosa, con un look pensado pero informal. Moreno de piel envidiable, el justo para que todo le siente mejor sin parecer que se ha pasado de rosca. Sonrisa constante y voz tranquila y convincente.

Super mamá aparece en la piscina con sus tres criaturas. Dos niños de unos 3 y 4 años y una niña, de menos de 1. Los tres ideales por supuesto, con sus bañadores a juego de Bonnet à pompon y unas camisetas monísimas. Ella no toma el sol, y no le importa. Se baña para jugar con los mayores mientras el bebé reposa tranquilo en la sombra. Les enseña a saltar a los dos a la vez y les educa al mismo tiempo. Si los niños se saltan media orden ella dice suavemente “que mami se enfada…” , a lo que ellos responden positivamente actuando como deben.

Mientras, al otro lado de la piscina yo grito “Vengaaaa, tercera vez que te lo digo, que salgas del agua yaaaa!” mientras mi hija responde con un nooooooo rotundo mientras grita poseída corriendo por el césped huyendo de mi. Miro a la super mamá y pienso: tres, tiene tres!.

Por la noche nos encontramos a la super mamá volviendo de cenar. Si, ella sola, en plena oscuridad y con sus tres obedientes polluelos, caminando los dos mayores en fila de la mano y por la acera mientras vuelven caminando de algún restaurante cercano. No corren, no se escapan, no se acercan a los coches. Ella está tranquila y sonriente, regresando de la más tranquila y maravillosa de las cenas.

Nosotros cuatro nos planteamos salir a cenar con nuestros dos pequeños. La cuenta es fácil: cuatro adultos, dos niños, y pequeños. Primero: que no me quiero ir de la pisci. Segundo: que no me quiero duchar. Tercero: que no quiero crema. Cuarto: Que no quiero ir en coche, ni quiero silla, ni quiero cinturón. Quinto: Que no quiero calamares, que quiero croquetas. Sexto: que no quiero ir a casa, que no quiero dormir….

Por la mañana bajamos a la playa. Allí aparece la super mamá, esta vez con los mayores, el bebé se queda con la chica que la cuida en casa. Observamos sus pasos, convencidas de que extenderá su toalla y se sentará cómodamente mientras no pierde de vista a sus niños que se dedican a construir castillos de arena, probablemente a una distancia adecuada para no manchar la toalla de mamá de arena húmeda. Pero no, super mamá se levanta y se pone a correr con sus niños luciendo culo alto y a volar una cometa….volar una cometa!! Venga ya!

Nosotras, impregnadas en una proporción similar de arena y crema, pasamos la mañana lidiando las peleas de los niños…que esto es mío, que quiero jamón, que me aburro, que me lo ha quitado, que no me lo deja, …. y pensamos: tres, tiene tres!

Llega el fin de semana y llega el papá. Alto, guapetón, con pinta de padrazo divertido y marido cariñoso. Para qué más. Pero la super mamá es tan súper, que estamos seguras de que ni siquiera le hace falta. Podría prescindir de él en cualquier momento, ella sola se sirve y se sobra para gestionar una ludoteca sin perder su sonrisa. Seguramente, podría ir a por el cuarto polluelo sin necesidad del guapo papá.

Quién quiere ser perfecta pudiendo ser perfectamente normal.

patricia


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