Suelta el lastre A bajar nuestro nivel de experiencias, también se aprende :
- Expectativas realistas. Cuando las demandas son muy elevadas-"no esperaba esto de tal o cual persona", "he fallado por no haber sabido...", es fácil caer en la decepción. Evitalo adecuando las expectativas a la realidad; aveces no llegamos a todo por falta de tiempo, de medios, etc.
- Sé más flexible contigo mismo y con los demás. Asumir que no hay una única forma de hacer bien las cosas facilita mucho la vida.
- Guarda la lupa. No pierdass el tiempo con detalles ni te censures cuando cometas algún fallo. Antes de tirarte toda la caballería, piens si el error tiene solución y si es tan grave como te parece. Las equivocaciones no disminuyen nuestra valía ni son un impedimento para seguir adelante; son oportunidades para aprender. "De hombres es equivocarse, de locos es persistir en el error", decia el escritor y político Cicerón.
- Valora el conjunto. En ese afán de perfeccionismo casi siempre "falta" o "sobra" algo o muy a menudo hay algo que "podría" o "debería" mejorarse. No dejes, sin embargo, que esos "peros" te arruinen la fiesta. Casi siempre son detalles insignificantes, que no afectan al conjunto.
- Encajar la fustración. Es decir, aceptar las limitaciones sin que eso altere nuestra valoración, es tan importante como ser constante o estar motivado/a. Cuando abandonamos la obsesión por mejorarlo todo, nos sentimos más en paz con nosostros mismos.
- Aparta las críticas. Generalmente, las personas que buscan la perfección son su más acérrimos críticos. Cuantos menos jucios de valor emitas sobre ti mismo/a y los demás mejor.
- ¿A quién quieres satisfacer? Muchas personas eligen la senda de la perfección por temor al rechazo. En esos casos, el perfeccionismo es el resultado de una baja autoestima. Valora el coste que te produce tener una conducta intachable a ojos de los demás y, si no te compensa , empieza a ¡romper moldes!.