En mi trabajo como profesional me he ido encontrando con personas que son capaces de convertir en ventajas aquellos acontecimientos de sus vidas que han sido negativos, resurgiendo como el Ave Fénix. Personas que han crecido después de vivenciar acontecimientos traumáticos, que parecen poseer una destreza innata para solventar situaciones de desventaja y salir reforzados. A lo largo de la historia nos encontramos múltiples casos, como el psiquiatra austríaco Viktor Frankl, que tras pasar un largo periodo de su vida en un campo de concentración llega a afirmar que “incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre puede encontrar una razón para vivir”. O Albert Einstein al que su profesor de matemáticas le comentó que jamás llegaría a terminar sus estudios. Incluso un caso más reciente, el de Steve Jobs, que tras ser despedido de Apple en 1985, fue capaz de crear su propia empresa y regresar nuevamente para cosechar los éxitos bien conocidos.
Esta capacidad humana es la resiliencia, que hace a una persona capaz de seguir proyectándose en el futuro, a pesar de vivir condiciones adversas y situaciones traumáticas, saliendo potenciadas y reforzadas de esas vivencias. Por lo tanto, cabría hacernos la siguiente pregunta: ¿esta capacidad humana se puede aprender?
La respuesta es sí. Podemos adquirir las habilidades y competencias vitales que nos permitan crecer desde la adversidad, potenciarme incluso en situaciones de desconcierto y desesperanza, como las que se están viviendo. Para ello, en mi mochila de la vida, haré uso del optimismo, cambiando mi pensamiento, encontrando los frenos o miedos que me impiden avanzar. Potenciando mi autoestima, para ello he de valorarme y reconocer mi situación de partida. Quitándonos el velo del autoengaño, que en muchas ocasiones es como el lastre de los globos, que no nos permite volar. Junto a ello, debemos de fomentar las relaciones positivas, es decir, aquellas personas que proyectan alegría, y que no están centrados únicamente en resaltar lo difícil y dura que es nuestra vida. Reconozco que es difícil hacer este ejercicio, cuando el dinero escasea y las circunstancias de la vida no son buenas, pero te pregunto: ¿qué haces, esperar a que aparezca la solución mágica o ponerte manos a la obra? Para ello debemos de comenzar cambiando esa visión negativa que nos trasmite el entorno. Lleva un registro de las situaciones buenas que te pasan en tu día a día. Si te pones a ello, verás que también te suceden cosas que hacen que la vida merezca mucho la pena. Vamos a atrevernos a resurgir como el Ave Fénix. Será positivo.*PSICÓLOGO Y MIEMBRO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSICOLOGÍA POSITIVAimagen tomada de http://3.bp.blogspot.com/-PgXy-e92saM/TzLAwLXgiRI/AAAAAAAAAqw/o7UuPi-XRFc/s1600/resiliencia-2.jpg