Por Carlos Romero.
Ya te tenemos en un lugar especial, y ese no puede ser más que en nuestros corazones. Te trajimos en 2006, y solo nosotros en el sur de de este país tenemos el privilegio de saber cómo sentirte cuando decidiste quedarte en Sevilla para siempre, latiendo en blanquirrojo en cada reflejo.
Solo dos equipos pueden llegar a disputarte todos los años. Solo dos. El resto de Europa sueña solo con imaginarlo. Llegar a esta Super-competición es un premio tan enorme, que por sí misma define la inmensidad de un equipo y de un club, que reina en el antiguo continente desde hace una década.
Cuatro veces hemos tenido este privilegio con desigual resultado final. Cientos de millones de pupilas serán testigos una vez más de un equipo, y de una ciudad que llevan a orgullo el mismo nombre.
Llegará el equipo mermado en defensa y probablemente poco rodado a Tbilisi, quizás como a la anterior final en Cardiff, y con numerosas incorporaciones que vienen a reforzar un equipo en la Europa Champions League, apuntando a igualar al menos su propio listón en cuartos de final..
Conseguir el mismo juego es posible, con el mismo entrenador, y con refuerzos importantes de la mano de Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi. Un Sevilla FC que encandila a la incombustible afición sevillista, la mejor afición de esta ciudad con los datos históricos en la mano, que en esta ocasión ha colgado el cartel de no hay billetes para toda la temporada.
Ganemos o perdamos es un premio que el sevillismo debe disfrutar en toda su dimensión, y si vuelve a su casa tendrá su lugar de honor.
Haznos grandes otra vez como ayer en Varsovia, o antes de ayer en Turín, Mónaco, Glasgow, Einhdoven… y que nuestra Nerea con sus meones de la Puerta de Jerez, nos sientan y nos reciban con la alegría de saber que pase lo que pase, les habremos paseado, como a Sevilla, por el mundo entero.
¡VIVA EL SEVILLA FÚTBOL CLUB!