Sucede que hablar del Swab las semanas previas a su inauguración genera preguntas como “¿qué es el Swab?”, “¿dónde es eso?” o afirmaciones capciosas como “no es ARCO”. Pese a la validez de tales opiniones, la certeza es que Swab ya forma parte de la programación artística de la ciudad condal, y por lo tanto, si nadie dice lo contrario organizando un evento de idéntico tamaño y que sobreviva a cinco ediciones en una Barcelona en la que las poses artísticas generan más dinero que el propio arte, por eliminación, diremos que Swab es nuestra feria.
Del 3 al 6 de octubre, días suficientes para reunir a unas cincuenta galerías de todo el mundo en un programa que, aparte de cuidar al coleccionista, busca la participación del público general, el que paga entrada y se deleita con un arte que, piensa, no está a su alcance. Enfrentándose a esta clásica percepción, el acceso a la feria es más asequible este año con expositores que, recurriendo a un término popular, tocan todos los palos.
Así, aparte de galerías grandes y emergentes, la feria también da protagonismo a los artistas que, como en la pasada edición, ilustrarán con sus murales diversos escenarios periféricos a lo largo de la ciudad, confluyendo así numerosas naturalezas pictóricas en un mosaico que, más allá de su evidente función estética, nos ayuda a discernir las distintas corrientes que sobreviven dentro del arte nacional.
Por lo demás, y salvo el parco punto de las actividades paralelas que, pese a promocionar el arte y diseño de base, apuntan más a satisfacer a los patrocinadores (algo muy lícito) que a la reflexión creativa, podemos decir que, como enorme exhibición, el Swab genera grandes expectativas que confirmaremos durante el evento con una puntual retransmisión y, lo que os gusta, muchas, muchísimas, imágenes.