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Endulzada, a las afueras de Burgos, parada obligatoria. Lerma se antoja como un pequeño capricho de un par de horas para pasear bajo el sol. Reflexionar en el silencio de los alrededores del convento de las monjas Clarisas, ahora conocidas como Iesu communio, y hacer acopio de las últimas morcillas de la zona. Además de todo, se pueden comprar dulces hechos artesanalmente por las monjas con una curiosa forma de vender en la que nunca verás a tu vendedora. Si algún día tenéis curiosidad (y hambre), no os arrepentiréis de coger la salida de la carretera de Burgos.