Revista Cultura y Ocio

Swim – Douglas Dare

Publicado el 01 junio 2014 por Srhelvetica

Los equilibrios de Douglas Home

Durante los primeros segundos de “Clockwork“, uno tiene la tentación de ubicar a Douglas Dare en el estante de los intérpretes de corte retro que, en la línea de Rufus Wainwrigth, son capaces de trazar románticos arabescos vocales con el acompañamiento único de un piano. La impresión es fugaz, y sólo volverá puntualmente en piezas formalmente más ortodoxas, como la preciosa “Caroline“, o la conclusiva “London´s Rose“: antes de que termine el primer tema del debut en largo del londinense, empezamos a intuir que, además del componente clásico, éste es otro de esos discos en los que la electrónica tendrá su lugar, quizás no demasiado prominente,  pero sí suficiente para superar  la condición de tapiz.  Entrado tan sólo el segundo tema (“Nile“), nuestra teoría tiene su confirmación: la hipnótica y muy melancólica música de Douglas Dare juega en una liga similar a la de Halls (quizás el uso del piano como instrumento principal le permite sonar menos ampuloso que aquel), no demasiado lejos de un Thom Yorke al que le hubieran robado las maquinitas.

Quiero decir: en “Whelm” encontraremos realmente más ostinatos que loops (véase el caso de la estupenda “Repeat“, o el tema titular), pero casi se diría que los segundos existen, sólo que lo hacen en una forma mucho más orgánica, como si su autor tratara de reproducirlos a través de instrumentos clásicos en lugar de hacerlo con el habitual software. En un punto difícil entre la experimentación (no en vano, publica Erased Tapes, que no se caracteriza precisamente por la accesibilidad de sus artistas, y suele identificarse más bien con el avant-garde) y una delicadeza incuestionable, el joven artista -¡tan sólo 23 años!- triunfa donde a lo mejor su vecino sonoro William Doyle (East India Youth) no lograba rematar. En “Whelm” no encontraremos  ni un sólo tema con la inmediatez de “Dripping Down“, pero fente a lo irregular de aquel disco que lo mismo picoteaba de la indietrónica que de la vanguardia, el de Douglas Dare se pasa como un suspiro, sorprendentemente bien cohesionado, y aún tiene pistas que invitan a la repetición.

Dos son los temas que más me gustan de este disco, del que, a lo tonto, llevo ya unas cuantas escuchas. La primera es “Unrest“, con unos intensos destellos electrónicos de minimoog, una canción que debería entusiasmar a cualquier enamorado del “The Eraser” del líder de Radiohead. La otra gran pista del álbum (no demasiado lejana en lo formal) es esta canción a la que va dedicada esta entrada, la novena en la secuencia del álbum, y de título “Swim“. La producción da más relieve a lo digital que en otras pistas, pero el piano sigue mandando. En lo vocal, las inflexiones de la voz de Dare tienen un cierto deje soul que podría evocar a James Blake (me temo que, de forma inevitable, cualquier comentario crítico sobre este álbum contendrá alguna mención al autor de “Overgrown“) pero los tiros no van del lado del post-dubstep de aquel, sino que como digo se apoyan en estructuras más convencionales, pero igualmente frágiles. Podéis descargarlo aquí, aunque el que se limite a escuchar este tema se estará perdiendo un buen intento de aproximar dos mundos musicales inicialmente opuestos. El equilibrio conseguido entre uno y otro-como sucede en la foto de arriba- es ciertamente hermoso, y la música atmosférica de estas diez pistas parece planear unos segundos, suspendida en el aire, justo después de terminar la reproducción.

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog