Revista Cultura y Ocio

Tal vez te acuerdes de mí

Publicado el 18 mayo 2015 por Pnyxis @Pnyxis

Tal vez te acuerdes de míLo siguiente son fragmentos inconexos quizás, de algo que encontré desclasificando recuerdos dentro de un armario polvoriento. El que lo escribió dejó su tinta impresa sin una mísera firma y por eso no creo que se enfade si le hago los honores.
INSTRUCCIONES DE USO:
  1. Bajar la página y escuchar la canción en bucle temporal.
  2. Leer una vez realizado el paso uno.
  3. Comentar sin reparo.

Tal vez te acuerdes de mí con el paso de los meses, no por mi risa ni mis caras, ni mi forma de escribir. Tal vez por el silencio que ahora hay en tu porvenir, o por aquella vez que soñaste que me decías que sí. Tal vez alguna noche parecida a esta, en la que me olvidé dormir.

Tal vez, un ramo en abril. O unas entradas en mayo. Un libro sobre un profesor algo viejo, una película sobre tu tierra algo pirata, o un aroma de jazmín. Son algunas cosas que no di o que no quisieron ser dadas. Como las preguntas que no te hice o los pasos de cebra perdidos por ahí; como los cincuenta sitios que no conozco todavía de Madrid. Quizás se olviden de ti al perderse el oleaje, de tus manos con las mías, del bailando entre tus brazos, de mi cara en tu perfil.

Tal vez te acuerdes de mí, por ese papá noel anonadado por tu belleza en camiseta roja, por tu cara de sorpresa al verme aparecer por allí. Ah, te gustaban las sorpresas. Quizás recuerdes de mí, que el azar me ofreció como tributo y tuve que subir. Que aquel día lo vi tan claro que sólo quería vaciarme en unos ojos. O que lloré cuando llorabas cuando dolía no entender. 

Tal vez te acuerdes de mí, cuando ese niño juegue al fútbol en el parque. Cuando quieras hablar de la historia por hacer, vaciar tu sufrimiento o escucharme enmudecer. O quizás cuando cierres los ojos en el campo y nadie invente nubes en el cielo que se parezcan a un dragón. Tal vez, un río sin fin... O con final en otro río. Rebotan guijarros planos y hacen ondas, tres, cuatro, cinco mil... Y entonces, en la orilla de allí. Dos idiotas se miran, sólo esperan... a que el perdón haga un poema con lo que no pueden callar...

Tal vez me olvide de ti... pero entonces me recuerdes, cuando no sea tuya la mano que coja en la noche de Madrid. Cuando cante a mi Amelie y tu rostro no se me dibuje en los ojos, cuando mi Hallelujah deje de ser triste porque Cohen se equivocó y venció el amor. Al final siempre vence, me olvide o no. Cuando las líneas que yo escriba ya no sean tuyas y del Líbano venga un regalo para mí. Quizás me recuerdes entonces y las madrugadas se te hagan largas como a mí, imposibles de eludir.

Y cuando escuches tu canon de Pachelbel y quieras escribirme algún correo; cuando ya no puedas más de tanto amor que no sabe a amor; cuando solamente quieras que te quieran como lo hacía yo; cuando sepas qué quiere tu corazón y luchar juntos los dos no te parezca un error; cuando pierdas el miedo al futuro pero yo ya esté volando hacia otro sol... vas a acordarte de mí. 

Tal vez, te acuerdes, de mí.




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