Revista Cultura y Ocio

Talento

Publicado el 10 abril 2015 por Benjamín Recacha García @brecacha
Detalles de Pinto, marzo de 2015. Fotógrafo: Daniel Ramos.

‘Detalles de Pinto’, de Daniel Ramos, una de las magníficas imágenes que encontraréis en ‘El fotonauta’.

Tengo varios posts por escribir, pero anoche descubrí un blog que me ha hecho cambiar de planes, para reflexionar sobre el talento.

Existe una corriente bastante extendida según la cual las mejores obras literarias surgen desde el dolor. Quienes han bebido de las aguas de la rabia, la injusticia, la incomprensión o el desengaño son capaces de impregnar sus textos de más fuerza, de una carga dramática que “ataca” al lector de manera implacable. Y es cierto: el dolor es una gran fuente de inspiración. Claro que tan importante como la inspiración es tener la capacidad de transmitir, de conectar con el lector. Hay que saber escribir bien. Estar dotado de talento, vaya.

“El color aparece donde menos te lo esperas. En primavera mucho más, claro, pero el color de la primavera es demasiado literal y lo vemos venir, sabemos que se repite cada año y no nos pilla por sorpresa. Yo me refiero a ese color que no es literal, ese color que aparece de repente en forma de sonrisa o de mirada, esa pincelada maravillosa e inesperada que a veces nos regala la vida”.

Ese texto invita a seguir leyendo. Es obra de Daniel Ramos, ‘el fotonauta’. Estaréis de acuerdo con que es un texto vitalista. Os invito a que leáis el post completo, ‘Pinceladas de color’. Apuesto a que seguiréis con los siguientes porque, además de que están muy bien escritos, los complementan unas fotos preciosas.

Ya seguía el blog de Daniel, pero hasta anoche no me había detenido a leerlo, así que hasta ahora no he sabido que esas palabras que comunican con tanta fuerza y tanta cercanía surgen del dolor. Él no esconde que está enfermo. Al contrario, lo expone abiertamente, pero no para provocar lástima. En ningún momento somete al lector a chantaje emocional. La escritura y la fotografía suponen una válvula de escape, entiendo que la mejor forma que sabe de expresar su incomprensión hacia una realidad dolorosa e injusta. Si “sólo” fuera un blog de alguien que se desahoga no lo compartiría aquí. Si he decidido dedicarle este post es porque, independientemente de lo que origina sus textos, ahí hay mucho talento que merece la pena ser leído y que provoca reflexiones muy profundas. Es necesario mucho coraje para hacer lo que él ha decidido hacer.

Sabéis que yo he escrito una novela cuyo protagonista parte de una situación de dolor terrible. Pero, aun sabiendo que hay muchas personas que lo viven en la realidad, se trata de ficción. Yo no he vivido ninguna experiencia similar, ni escribo desde la certeza que mis días están contados. Por eso no puedo evitar preguntarme de vez en cuando si no estoy siendo frívolo, si pretender que una persona que ha perdido a su hijo puede reconstruir su vida en unas cuantas páginas, sin saber si realmente es posible, si yo sería capaz de hacerlo, es meterme en algo que me viene grande.

Sé que no, que esas dudas surgen por el respeto que me merece toda esa gente que debe afrontar realidades terribles. Sé que la ficción lo admite todo, siempre y cuando el autor sea honesto.

Cuando te encuentras con realidades como la de Daniel lo único que puedes hacer es empatizar con su situación y, sobre todo, admirar su talento.

Porque yo quería reflexionar sobre el talento. Queda claro que el dolor puede ser un ingrediente básico para la creación, pero ni mucho menos garantiza que el resultado valga la pena. También puede surgir arte del optimismo, de quien mira a la vida agradecido, disfrutando de cada paso que da en el camino. Está claro que todos tenemos nuestras cuentas pendientes, más o menos dolorosas, con el pasado, y que quienes escribimos, consciente o inconscientemente, las reflejamos en nuestros textos, pero, al menos yo, no puedo evitar impregnarlos de optimismo. Y quiero creer que hay lectores a los que les llegan tan adentro como si surgieran desde el dolor.

Anoche leí otro artículo, ‘Y lo demás, de más’, en otro de mis “blogs de cabecera” (‘El fotonauta’ ya lo es, como varios más cuya lectura espero recuperar en breve), ‘La chica de los jueves’. Mamen escribe desde la pasión por la vida. Sus textos conectan con cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad porque surgen desde el amor por lo que hace y siente. Son sinceros y honestos, y me alegro muchísimo de que “lo esté petando”. De hecho, el jueves que viene sabrá si ha sido elegida como la mejor bloguera del año en los prestigiosos premios que otorga ’20 minutos’. De momento, es finalista, así que ya ha triunfado.

Lo que me llamó la atención y me ha llevado a escribir este post es comprobar lo mucho que se parecen los textos de Mamen y de Daniel. La inspiración de cada uno surge desde puntos diametralmente opuestos pero, sin embargo, el resultado es en ambos casos delicioso. Porque las palabras bien colocadas, sea cual sea el sentimiento que las empuja, llegan muy adentro y siempre son bellas. La clave, como decía, es el talento, y la honestidad.

“Si emprendemos un camino debe ser con la ilusión de transitarlo. Como la vida misma. Desde que nacemos nos enseñan el camino. El de cada uno, el que vamos a recorrer hasta el final. También en este caso ya sabemos el final, de manera que lo importante no es llegar, de hecho no tenemos ninguna prisa. Lo importante es transitarlo con los ojos bien abiertos para que no se nos escape nada, para poder apreciar todas las notas de color que la vida nos regala. En eso estamos. En eso estoy”.

Y esto lo escribe alguien que sabe que a su camino no le queda mucho recorrido. Enorme, Daniel.


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