La rúcula o rúgula, es una hoja comestible que va entrando poco a poco en nuestras cocinas, aunque lleva consumiéndose a lo largo del Mediterraneo desde la época romana.
Sin embargo, no ha sido hasta las últimas décadas del siglo XX que ha empezado a cultivarse, y antes sencillamente se recolectaba salvaje. Gracias a esto, se han realizado estudios sobre las propiedades de esta hoja, para descubrir que nos encontramos ante un alimento muy beneficioso para la salud.
Comparado con la hoja de la lechuga, la rúcula aporta más fibra, vitamina C, vitamina A y potasio, además de un importante aporte de hierro. Esto la convierte en una opción excelente para ensaladas o sándwiches.
Su sabor picante y ligeramente amargo se debe a los glucosinolatos, unos compuestos sulfurados a los que se le atribuyen propiedades anticancerígenas.
Es una hoja que probé por primera vez en Italia y que me gusta mucho, por ejemplo, en las pizzas, añadida justo un instante antes de sacar la pizza del horno (para que no se chafe).
Ahora buscando recetas para el reto Color y Sabor de Temporada, donde la rúcula es el ingrediente elegido, he visto un sinfín de posibilidades como prepararla en crema, en pesto, en carpaccio, pero finalmente me he decantado por esta receta de pasta con rúcula, mozarella de búfala y tomates cherries que me sugirió un conocido y al que se lo agradezco profundamente porque es un espectáculo de sabor.
Ingredientes: (2 personas)
- 250gr. de tallarines
- 15 cherries
- 2 dientes de ajo grandes
- 30gr de hojas de rúcula
- 1 bola de mozarella de búfala
- 1 puñado de orégano fresco
- aceite de oliva
- sal y pimienta negra recién molida
Elaboración:
La elaboración de esta receta es realmente sencilla, lo cual es un plus a su delicioso sabor.
En primer lugar pelamos los ajos y los cortamos en láminas. Lavamos los tomates cherries y los cortamos por la mitad.
A continuación, ponemos en una sartén mediana suficiente aceite de oliva como para cubrir todo el fondo. Normalmente para hacer un sofrito para pasta utilizaremos mucho menos aceite, pero en esta ocasión queremos conseguir esa textura caramelizada en los tomates, por lo que usaremos esta cantidad.
Doramos los ajos y justo cuando cambien de color incorporamos los cherries y bajamos el fuego al mínimo. Cocinamos durante 5 o 6 minutos removiendo de vez en cuando hasta que los cherries comiencen a arrugarse y dorarse. En ese momento añadiremos el orégano fresco ya lavado también y cocinaremos 2 minutos más.
Mientras que los cherries se van caramelizando, podemos aprovechar para hervir la pasta, que coceremos al dente en una olla con agua y una cucharada de sal. A mi me gusta además añadir una hoja de laurel al agua.
Cuando la pasta esté lista, la escurrimos ligeramente desechando el agua de la cocción, y en la misma olla volvemos a poner la pasta para mezclarla con la mozarella de búfala que cortaremos en trozos pequeños encima de la pasta aún humeante. Mezclamos rápidamente para que la mozarella se funda y se integre con los tallarines.
Es el momento de incorporar a la olla el sofrito de cherries, ajo y orégano y la rúcula en crudo.
Removemos bien para que queden todos los ingredientes bien mezclados con la pasta.
¡Y ya tenemos listos nuestros tallarines con rúcula, mozarella de búfala y tomates cherries caramelizados!
Para servir espolvoreamos pimienta negra recién molida por encima.
Es una receta sencilla, pero que una vez que la pruebas ya quieres comerla todos los días.
¡Así de buena está!¡Que aproveche, Calderer@s!