Lo se. Se os nota a la legua. Os apetece comer rico, quedar bien y no tener que esforzaros en exceso.
A mi también me pasa. Y me pasa a menudo. Me encanta hacerme con elaboraciones de esas que yo califico de "esfuerzo mínimo, lucimiento máximo". Cuando doy con una de ellas la guardo como si de un tesoro se tratara y disfruto imaginando en qué ocasión la voy a preparar y a quién voy a sorprender con ella.
Estos tallarines frescos con salsa de mostaza a la crema encajan perfectamente dentro de esta categoría. Se preparan en un suspiro, son delicados y elegantes, no requieren de conocimientos profundos de cocina ni de experiencias de años en los fogones, nos harán quedar como reyes o reinas,...¿sigo?
Casi que no, que mejor paso a contaros cómo prepararlos.
Necesitamos (para 4 personas)
- Aceite de oliva suave
- 1 cebolla pequeña, en brunoise
- 60 ml de vino blanco seco
- 30 grs de mostaza de Dijon
- 300 ml de leche evaporada
- 300 grs de tallarines frescos
- 20 grs de mantequilla
- Sal
Para decorar
- Cebollino, picado
- Caviar de salmón
Preparación
Calentamos una pequeña cantidad de aceite en una sartén y pochamos la cebolla a fuego muy suave. Removemos de vez en cuando para evitar que se dore.
Cuando la cebolla esté transparente, añadimos el vino y aumentamos la potencia del fuego para que el alcohol se evapore.
Incorporamos entonces la mostaza y la leche evaporada y dejamos reducir a fuego suave durante unos 3-5 minutos o hasta que observemos que la mezcla se ha homogeneizado.
Retiramos del fuego y, si no nos gustan los tropezones, trituramos. Reservamos.
Hervimos los tallarines en abundante agua salada siguiendo las instrucciones del fabricante. Una vez listos, escurrimos y pasamos a una fuente en la que los mezclaremos con la mantequilla. Removemos para que esta se funda y cubra la superficie de la pasta en su totalidad.
Agregamos la salsa y removemos de nuevo.
Servimos inmediatamente espolvoreados con cebollino picado y coronados con caviar de salmón.
Fuente: Revista Lecturas, especial Navidad nº 80.