Revista Arte

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
"Los sumerios preparaban las tablillas de barro y con un estilete, que tenía forma de punzón en un extremo y forma de caña por el opuesto, hacían incisiones en forma de cuña. Grabaron dibujos y los utilizaron como signos. Era el comienzo de quienes decidieron contar lo que observaban en unos jardines que les eran ajenos. Las palabras fueron grabadas en barro porque soporta bien el olor de la alegría y la tristeza".

Lourdes Alda. Palabras grabadas. Catálogo Gravura 25 años. 2006

"Si para pintar se tiene que pensar en pintura, si para dibujar se tiene que pensar en dibujo, para grabar se tiene que pensar, también en grabado. Y para pensar en grabado se tiene que conocer el grabado. Se tienen que conocer las técnicas y se tiene que conocer la estampación. Y no solamente para grabar de una forma más o menos ortodoxa, sino para olvidarse de esa técnica en el momento de trabajar y acceder a la libertad que da el conocimiento".

Joan Hernández Pijuan. Octubre. 1983

Con motivo de mi reciente viaje a Málaga, tuve la oportunidad de conocer el taller de grabado Gravura, codirigido por el artista Paco Aguilar y Marian Martín, situado en el centro de la ciudad, a pocos metros del Museo Thyssen y del Centro de Arte Contemporáneo (CAC).

El taller pronto cumplirá 40 años de actividad, y con motivo de los 25 años de su fundación se editó una carpeta con veinte grabados originales de diversos artistas que han colaborado con el taller, como es el caso del propio Paco Aguilar, Rafael Alvarado, Ana Bellido, Christian Bozon, Enrique Brinkmann, José Manuel Cabra de Luna, José Mª Córdoba, José Antonio Diazdel, José Faria, José Ganfornina, Jorge Lindell, Chema Lumbreras, Sebastián Navas, Perry Oliver, Francisco Peinado, Oscar Pérez, Stefan von Reiswitz, Javier Roz, Dámaso Ruano y Mª José Vargas Machuca. Además, también intervinieron a nivel literario los escritores Álvaro García, José Antonio Garriga Vela, Antonio Jiménez Millán, José Antonio Mesa, Justo Navarro, Antonio Soler y Lorenzo Saval. Los textos de presentación corrieron a cargo de Enrique Castaños, José Francisco Palomo y Lourdes Alda.

El taller se inició en 1980 con el artista lisboeta José Faria (1940), que llegó a Málaga en 1977. Paco Aguilar fue su discípulo y durante un año estuvieron trabajando juntos, hasta que en 1981 se hizo cargo del taller. Faria se movía entorno a la figuración desde una óptica entre mágica y surreal, de la que Juan Francisco Palomo advierte que se trata de una "temática figurativa que desprende realidad, simplicidad, sinceridad, como si su creación estuviera de acuerdo con la vida y aceptara felizmente su condición".

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

La relación entre ambos artistas fue determinante en el quehacer posterior del alumno, en este caso Paco Aguilar (Málaga. 1959), ya que a pesar del poco tiempo en que ambos coincidieron, sintonizaron perfectamente aunque Aguilar, con el paso del tiempo, iba creándose su propia línea de trabajo, la cual cubre dos etapas principales: la de los ochenta y noventa, a través de la figuración, y la del 2000 hasta la actualidad, centrándose más en la abstracción, donde se aprecia su interés por el constructivismo, aunque en determinadas obras aún aparecen elementos o personajes que indican que la figuración no ha desaparecido en sus composiciones, tanto gráficas como pictóricas y escultóricas.

Su formación procede del campo del diseño y de la publicidad, graduándose en Dibujo Publicitario, hasta que entró en contacto con el taller de grabado de José Faria.

Al margen de su interés por el grabado, también la pintura y la escultura ocupan una gran parte de su tiempo. Ha obtenido diversos premios, menciones de honor y becas en su trayectoria creativa, entre los que merece destacarse el Primer Premio de Grabado, II Certamen Español de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura, que le fue concedido en 1981, el mismo año en que se ocupó de Gravura. Otros premios importantes fueron el de la Asociación de Críticos de Arte de Madrid al mejor conjunto de obras presentadas en Estampa 2002; el segundo premio del IV Concurso Nacional de Grabado, Alcalá de Guadaira, 2002; el Premio "José Luís Morales y Marín" y el Premio Centro de Arte Seriado, ambos concedidos por el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella. La primera exposición de Paco Aguilar fue en la Galeria Picasso de Málaga en 1975.

Ha realizado muestras individuales por diferentes ciudades andaluzas y del resto del país, además de Francia, Bélgica, Portugal, Marruecos, Finlandia, Dinamarca, México, Argentina, Andorra y Serbia. Imparte cursos de grabado, tanto en Gravura como en reconocidos centros nacionales e internacionales. En 2006 empieza a trabajar en su nuevo estudio cercano a Málaga, donde crea sus esculturas y pinturas.

Su trabajo se desarrolla en diversos ámbitos, no sólo en la obra gráfica, sino también con la pintura, el dibujo, la escultura, los proyectos y la docencia. En el caso de la obra gráfica, se interesa por diferentes técnicas: aguafuerte, aguatinta, punta seca, el barniz blando, el buril y el fotograbado, todo ello sobre planchas de cobre y de zinc. Se siente más cómodo con estos procedimientos técnicos que no con la litografía, la xilografía, la serigrafía o la colagrafía, entre otros, que suelen ser empleados por la mayoría de grabadores, aunque en sus inicios los había empleado. Respecto a la pintura utiliza la técnica mixta, el óleo y el acrílico, preferentemente.

Últimamente se dedica con bastante asiduidad a la escultura, como por ejemplo se pudo comprobar en una gran pieza que se ubicó en el bosque como fue Pájaro showy (2010). Los materiales que suele emplear son: la madera, el papel maché, la pasta de modelar, el bronce patinado, el hierro, el acero inoxidable y el aluminio.

El artista considera que "desde 1981 hemos sido un referente, donde la autogestión aparecía como parte de la solución, después de tantos años sigue siendo un modelo que se está instalando en los colectivos de artistas emergentes en la ciudad de Málaga". Ello se plasma en las colaboraciones con las diferentes instituciones culturales andaluzas, así como por los talleres y cursos impartidos a lo largos de estos años. Precisamente el historiador y crítico de arte Francesc Fontbona, exdirector de la Unidad Gráfica de la Biblioteca de Catalunya, señala que "Paco Aguilar sigue una tradición reciente de otros grandes grabadores que, con cierta actitud de apóstoles, se obstinaron en llevar la buena nueva del grabado hasta ambientes que lo desconocían e incluso hasta creadores que no lo habían intentado nunca antes".

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

Los primeros años de grabador de Paco Aguilar recuerdan de algún modo la influencia de su maestro José Farias, ya que se atisban aspectos que reflejan un determinado interés por lo onírico y mágico que va más allá de la propia realidad circundante.

Utiliza diversas técnicas en la misma obra: aguafuerte, aguatinta, punta seca, buril y barniz blanco. Por ello, cuando observamos una de sus piezas, concretamente Paloma (1981), que obtuvo el 1er Premio del II Certamen Español de Artes Plásticas promovido por el Ministerio de Cultura, cuando sólo tenía 21 años, ya se podía predecir que su futuro artístico iba en buen camino. Si analizamos la obra vemos que se trata de un grabado de difícil ejecución, tanto por los procedimientos técnicos empleados como por su planteamiento estético. Realizado a una sola tinta y con unas veladuras aparentes y fragmentando los espacios para destacar algunas escenas, demuestra el grado de atrevimiento del autor.

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

Más adelante, entre los años 1983 y 1989, consigue diversos reconocimientos en los concursos que se presenta, como por ejemplo el II Concurso nacional de Grabado "Ciudad de Burgos" donde obtiene un accésit, y en la Ia Bienal Internacional de Grabado "Julio Prieto Nespereira" de Orense, en la que consigue el 3er premio. Hago mención a estas distinciones para indicar que el camino trazado por el artista era el adecuado, ya que paulatinamente va logrando que su trabajo sea reconocido y a la vez va abriéndose terreno en el siempre difícil mundo del arte, donde no basta con ser un buen artista, sino tener también la oportunidad de poder demostrarlo.

En 1989 presenta una carpeta de siete grabados con seis textos del escritor José Antonio Garriga Vela, con el que colabora en otros proyectos. En esta carpeta se producen algunos cambios sustanciales en su trabajo, ya que incorpora el color, o sea, aparecen diversas tintas, y a su vez, ya se adivina una cierta atención por la abstracción. La carpeta lleva como título Rasgos del sueño, en que aparecen una medusa, un barco, un péndulo, unos trilobites, etc. Estos sueños conducen a diversas situaciones que, según Garriga Vela, "uno se aleja de lo que más ama".

Un año después realiza una serie de grabados para la carpeta Gravura 90, en la que aparecen diversas obras que llevan como título Petra, en homenaje a la ciudad nabatea de Jordania. Garriga Vela, con motivo de un viaje a este país árabe mientras estaba en Amman, percibía "las ciudades cálidas y hospitalarias del desierto que se transforman en frías y misteriosas al llegar la noche (...) O esas que permanecen inmersas en una atmósfera cómplice de espejismos y leyendas que los siglos desvanecen en humo (...) Y las ciudades monumentales, construidas sobre el sedimento que a lo largo de las historia van depositando los sueños". Precisamente en Petra, podemos observar los diferentes aspectos señalados por el escritor, como son el paso del tiempo que deja una pátina, no sólo del polvo acumulado a lo largo de los siglos, sino también una atmósfera peculiar que indica el lugar donde se encuentra este yacimiento arqueológico.

Paralelamente a sus obras individuales, el artista participa junto con otros creadores en ediciones de grabados, principalmente a partir de finales de los 90, en que ya se perciben algunos cambios en sus planteamientos estéticos, como es el caso del aguafuerte y aguatinta Medina, donde aparecen diversos personajes, objetos y animales que llenan todo el espacio de la plancha, y al fondo surge un enorme minarete y otras edificaciones similares. Parece más bien una especie de plano antiguo donde todo está mezclado, con una cierta tendencia al "horror vacui". Esta obra mereció una Mención honorífica por parte de la Calcografía Nacional de Madrid en 1995. Otro grabado, Kashba (1997), también fue seleccionado por dicha institución. La forma de representar el mundo árabe es similar a la pieza anterior, pero con la salvedad de que la torre o minarete aparece en primer plano.

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

De finales de los 90, los grabados Éxodo II y Éxodo III (1999) ya indican su interés por ir esquematizando y sintetizando sus propuestas plásticas, ya que los elementos que aparecen van diseminándose por el espacio, como desvaneciéndose hasta convertirse en polvo. En estas obras incluye como novedad el collage. Éxodo II consiguió el 1er Premio del XIII Premio de Grabado Máximo Ramos, del Ferrol, y Éxodo III obtuvo el 2º Premio en el IV Concurso Nacional de Grabado de Alcalá de Guadaira (2001). Al año siguiente, otra obra suya titulada Marina fue seleccionada por la Calcografía Nacional, también dentro de los mismos planteamientos que las dos piezas anteriores. De hecho, estas obras transmiten preocupación y tristeza, ya que plantean cuestiones que van más allá de lo que el espectador pueda intuir y que pueden ocurrir en cualquier lugar del mundo y de la historia.

En cambio, en los inicios del siglo XXI Paco Aguilar siente más atracción por la abstracción, ya que los elementos que se han dejado ver anteriormente, van desapareciendo, como aquellos puntos oscuros que se pierden en el papel. De todos modos, en algunas obras, como es el caso de Árbol y hojarasca (2002), en que aparece un árbol solitario en medio de un paisaje vacío, resurge bien patente la idea de soledad; como también lo es Lechuza poco común (2006), en que retoma de algún modo la figuración, a través de una lechuza casi fantasmagórica y un árbol que parece moverse mientras va desprendiendo sus hojas casi sobrenaturales.

Taller Gravura: Paco Aguilar y el grabado

Hay un grabado que se aproxima al terreno de lo conceptual, sobre todo por su aparente simplicidad, como es Perro y araña, de 2007, en que la pieza se divide en dos. A la izquierda, en un fondo oscuro, destaca la figura de un perro que está observando lo que acontece a su alrededor, y a la derecha sobre un fondo blanco aparece una araña negra colgada de un hilo. El contraste que ofrece esta obra, no sólo está entre la diferencia de tamaño de ambos animales, sino en la dicotomía entre el blanco y el negro, o lo que es lo mismo, entre el bien y el mal. A partir de 2007 también emplea el fotograbado en sus composiciones, tal como ocurre en De-Construcción y Deconstrucción I.

En Pequeño mundo (2012) se percibe la idea de mostrar un paisaje donde predominan las montañas. Unas montañas que pueden ser de cualquier parte del mundo, pero que recuerdan al macizo rocoso de Montserrat, situado a unos 30 kms de Barcelona. Del 2010 hay la serie Insectos, donde destacan los grabados que hacen referencia a los insectos: alado, amantis, palo y raro, que demuestran una vez más su interés por la naturaleza, aunque en este caso desde la óptica de los artrópodos. Una óptica que se mueve entre la abstracción geométrica y el surrealismo.

La serie Terra Incógnita tiene varias etapas de ejecución, ya que abarca el periodo 2011-2016, donde se refleja fielmente su preocupación por todo lo relacionado con el mundo animal dentro de un hábitat determinado. En ella se distingue un grupo de animales de diferentes especies que no parecen tener ningún vínculo en común, por lo que parece que estemos delante de una escena surrealista.

En 2016 se le concede el 1er Premio del II Concurso de Ideas Artísticas DCOOP, con la obra Última hoja, en la que vuelve a acercarse a la etapa donde la figuración iba sintetizándose, ya que se ve una cadena de cuerpos que van cayendo o desapareciendo de un tronco en forma piramidal. Del año pasado hay otra pieza titulada La Gruta, en que un individuo desnudo lleva una huevo de grandes dimensiones mientras está a punto de entrar en una cueva abierta por todos lados, en la que descienden por la parte superior una serie de personajes o elementos que no se ven lo suficientemente bien para discernir quienes son.

En cambio cuando el artista se adentra en el terreno pictórico, se aprecian diversos cambios en sus planteamientos, ya que aquí predomina el color, aunque los temas y la forma de tratarlos sigan unos patrones similares al grabado. Aunque curiosamente a diferencia de él, la figuración se extiende de manera exponencial en sus obras desde finales de los noventa hasta la actualidad.

Respecto a la escultura, que últimamente ha centrado más su atención, combina piezas de grandes dimensiones con otras más pequeñas, dependiendo del lugar donde deben ir colocadas. Suele representar el mundo animal, así como algunos personajes que pueden relacionarse con el mundo primitivo o prehistórico. Pero lo que más despierta la atención es la aparición de una especie de centauros, o sea hombres desnudos con cabeza de pájaro o carnero, por ejemplo

El taller Gravura es un referente del grabado calcográfico, o sea el de la estampación en hueco, profundizando en los surcos que acogen la tinta fijando la cantidad necesaria que se debe poner, para conseguir el cromatismo adecuado de la impresión. Por él han pasado infinidad de artistas y personas a las que les interesa el arte del grabado, hallando en Gravura el lugar idóneo donde apreciar, aprender y experimentar este lenguaje creativo tan especial y atractivo a la vez. No sólo se realizan talleres o clases semanales, sino también exposiciones individuales y colectivas de artistas reconocidos o noveles, pero que demuestran poseer una calidad creativa importante.


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