Estos días de vacaciones que he estado leyendo El sueño del celta de Vargas Llosa por fin he podido ver en unos cines de Alicante También la lluvia de Iciar Bollaín. Y la conexión está servida, porque el conflico que plantea la película de Icíar Bollaín, el de la explotación de los indígenas por los colonizadores epañoles es el mismo que aparece en la novela de Vargas Llosa, sólo que cuatro siglos después, y cambiando a los colonizadores -los belgas en el Congo o los peruanos e ingleses en la Amzonia peruana-. En ambos casos la codia por el oro o por el caucho es la causante de someter a la esclavitud a indígenas libres. Y en ambos casos aparece alguién que en medio de un sistema radicalmente injusto está dispuesto a defender a los esclavizados: Montesinos y Bartolomé de las Casas y Roger de Casement. Y resulta curioso comprobar la continuidad en los métodos de explotación: se obliga a los indígenas a entregar oro o caucho y la amenaza de la mutilación es el castigo para quienes no cumplan.
También la lluvia es una película excelente que cuenta con un gran guión de Paul Laverti -el guionista habitual de Ken Loach-, que va a ser un material didáctico de primera mano para explicar la conquista y colonización española de América -en 2º de bachillerato-. La conexión con los problemas actuales de los indígenas multiplica las reflexiones que despliega el film y el juego de ficción y realidad -cine dentro del cine- nos permite acercarnos al complejo mundo de las formas de representación de la historia.
La novela de Vargas Llosa, construida a partir de la fragmentación y la reconstrucción de la vida del irlandés Roger Casement desde los días previos a su ejecución nos permite adentrarnos en el corazón de la tiniblas en el Congo o en la Amazonia a finales del siglo XIX, en pleno proceso del colonialismo y de la fiebre del caucho, que provocó la matanza de millones de indígenas. El personaje que recrea el novelista adquiere toda la complejidad de matices necesaria, hasta desembocar en el conflicto por la independencia de Irlanda. También es una obra muy apropiada para alumnos de 1º de Bachillerato.
Son dos ejemplos excelentes de cómo el cine y la literatura son instrumentos necesarios para las clases de Historia.