Pero lo triste (para unos cuantos que no nos sentimos representados por este gobierno, esta monarquía, y las decisiones de esta sociedad) es que a la mayoría absoluta le gustan estas cosas y otras como: Salir a dispararle a los animales o prepararles una encerrona y torturarlos; manifestaciones públicas masivas luciendo símbolos que evocan los tiempos más oscuros de la humanidad; mansedumbre total ante los recortes sociales y aceptación tácita de que la educación es mucho menos importante que el fútbol y la cultura popular arraigada en la edad media; sumisión total ante el sistema consumista, lo que se verifica en que -a pesar de la crisis- se siguen abriendo a diario nuevos centros comerciales y España es el país del mundo con mayor número de sucursales bancarias per cápita y con más cajeros automáticos de Europa; aceptación cómoda de la corruptela a tal punto que se admite con sorna que el país sea un nido de mafiosos; mirar con buenos ojos a un estado religioso y a unos líderes religiosos cuya integridad brilla por su ausencia; rechazar y ser intolerantes con quienes no piensan igual que ellos. Es lo que hay. ¿Y a quien volverán a votar? Pues al que les garantice seguir teniendo esto que tanto les gusta.
