Revista Espiritualidad

TANATOS COMO LECCIÓN DE AMOR (Abril 2011)

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA

El gran búho blanco se recorta en vuelo sobre el paisaje oscuro
en línea recta hacia la que camina en sombras,
ella abre los brazos, feliz de verlo llegar
y el proyecta sus garras como cuchillos al centro de su pecho
y le arranca el corazón.

Mientras lo devora impiadoso,
la mujer le pregunta aturdida de confusión:

-Por qué lo has hecho?!!!-
Con las plumas bañadas en sangre y los ojos amorosamente fieros le responde
-Si no mueres…cómo esperas nacer?-

Alguien lejanamente cercano a mí acaba de desencarnar.

Nunca lo he visto a los ojos, nunca he tomado su mano…es probable incluso que negara hacerlo en vida sólo por haberme sentido con derecho a juzgarme en desacuerdo con sus elecciones…no lo sé. Al fin yo no soy más que el proyecto de lo que seré y aún me falta mucho para completarlo.

Hace unos meses el hijo de pocos meses  de una clienta muy querida desencarnó en medio de un dolor desgarrador. Uno tan grande que me hizo temblar mi propia razón de ser en este camino. Traspasada en el Ser por la simple idea del dolor inimaginable y habiendo sido completamente incapaz de asistirla mi mente y mi corazón se negaron a alinearse por un tiempo.

Es una gran bailarina Tanatos.

Danza entre los vivos mientras acaricia a aquellos que ya han decidido su partida y se entregan. Y en el insondable dolor de la pérdida nos negamos a aceptar nada que se aproxime remotamente con la idea de ciclo, de elección de momento, de contrato previo… no importa si ya manejamos estos datos de antes o si acabamos de encontrarnos con ellos a los efectos de ayudarnos a superar nuestra pérdida.

Eso…NUESTRA PERDIDA…

En el fondo lo tenemos claro, cuando hablamos de los deudos hablamos de SU  pérdida, no de la pérdida de aquel que acaba de cambiar de plano.

Porque al fin de cuentas lo que sucede es meramente lo que sucede, y lo que importa en nuestra mente es como nosotros lo interpretamos.

Es una gran bailarina Tanatos.

Y como toda bailarina, su danza es para aquellos que aún pueden verla, no para aquellos que ya no la ven, porque en el otro plano, la muerte no existe. Porque la muerte es en función de la vida en el plano de la dualidad, si no hay dualidad la luz no proyecta sombras y la vida no conoce la muerte.

Pero acá en la dualidad, la muerte es el confirmador supremo de la vida, el modo más pleno de llamarnos la atención sobre la propia vida.

Porque Tanatos baila para nosotros, los que estamos aún acá, los que “quedamos”, los que necesitamos re-conocer la vida.

Porque el último servicio de amor que hace aquel que desencarna es dejarnos el murmullo inevitable, ineludible de Tanatos  en el oído

Qué has hecho de tu vida hasta acá?-

Crees que la tienes comprada?-

En verdad vas a elegir seguir viviendo como si fueras a ser eterno?

Qué valor le das a tu vida?

Todos vivimos pensando que esto que somos/nos pasa/ sufrimos/negamos pasará “algún día”, así, como por obra y gracias de la magia. Y cada día nos vamos a dormir como cada día y nos despertamos como cada día.

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”
(A. Esinstein)

Y cada día creemos que no importa, que no es ese el día, pero que será otro.
Algunos filósofos han concebido al hombre como la “victima impotente” en la danza entre Eros y Tanatos.
Yo no soy filosofa, no creo en el hombre como víctima sino como protagonista totipotente de su mirada y su postura frente a la vida, y no creo que exista una dualidad entre Eros y Tanantos más allá de la conceptualización destinada a la comprensión, creo que el Amor  es vida y la vida incluye la muerte en este plano, y que la muerte incluye a la vida…

Cada paso, cada elección, es una recreación y hasta una renovación del ciclo vida – muerte- vida y como elijamos “pararnos” frente a eso nos constituye como identidad.

Hace casi 7 años atrás, quién ahora es mi ex marido entró a casa pálido para anunciarme que su primo había muerto… un hombre que tenía apenas un año más que yo por entonces… y más allá de la tristeza de perder “d vista” a una persona extraordinaria y de un corazón maravilloso, golpeó en mi cabeza el recuerdo de una conversación que habíamos tenido hacía menos de 6 meses…

-Sabés que pasa, esta vida que llevo es un desastre, trabajo como un animal, casi no estoy con las nenas, le falto a mi mujer y mi mujer me lo cobra con reproches, estoy amargado-
-Y qué pensás hacer?-
-Y qué puedo hacer?…algún día las cosas cambiarán-

La tarde que murió,  acababa de discutir con su hija mayor y por puro instinto protectivo su esposa se había puesto del lado de la hija y terminaron discutiendo todos. Buscando “hacer desaparecer” el mal momento se fue a dar una ducha, se sentó en el filo de la bañera y nunca más volvió a levantarse.

No pude evitar pensar qué me hubiera contestado esa tarde, mientras tomábamos mate, si supiera que en menos de seis meses su vida iba a terminar.
Pero la realidad es que lo sabía…casi.

Como lo supe yo (y no era la primera vez) en ese momento que recibí la noticia, y volví a ver cuántas cosas estaba dejando para un mañana ilusorio que podría no llegar nunca y que entre tanto estaba convirtiéndome a mí en pasado.

Como lo sabemos cada uno de nosotros…

Tanatos es la gran igualadora, sin importar quienes seamos, qué hayamos hecho, cuánto dinero hayamos acumulado, cuantas obras de bien hayamos hecho…TODOS VAMOS A MORIR…
Y LO SABEMOS.

La caminante de las sombras llega a un claro del bosque,
un árbol gigantes se yergue  en medio del camino, casi seco,
ahogado por una enredadera que lo trepa hasta alcanzar las nubes.

La enredadera extiende una rama y mueve sus hojas como observando a la caminante

-A dónde crees que vas?-
-A encontrarme con quén soy?-
-Y quién eres?-
-Aquella que elijo ser…-
-A qué precio?-
-Al que sea necesario mientras me deje en paz con mi ideal de mi misma-
-Segura?!-
y dicho esto empezó a envolverla,  constriñéndola hasta ahogarla,
hasta quitarle la respiración,
hasta dejarla al borde del desmayo…
hasta comprobar si era cierto que para ser quien quería ser
estaba dispuesta a jugarse todo lo que era.
Una voz surgió del fondo del bosque, cantando un estribillo atávico
“Si medicina, curame
si eres veneno, matame”
Y ella empezó a pensar en qué radicaba la diferencia,
qué hacía que fuera una cosa o la otra…
ELLA.
El modo en que ella elegía vivirla.

La enredadera la dejó caer por tierra.
Cuando intentó levantarse, notó que sus piernas y otras partes de su cuerpo
se habían secado como sarmientos de enredadera…
Los miró entre horrorizada y feliz.
Cortó unas ramas de la enredadera y empezó con ellas un fuego,
cuando las maderas se hicieron brasas
arrancó con sus propios dedos los pedazos secos hasta la carne misma
y los arrojó a la hoguera…
Ya no le servían.
Ahora debaría tenderse a los pies de la enredadrea a soñar,
hasta que crecieran las partes nuevas

Es una gran bailarina Tanatos.

Y baila a nuestro alrededor de un modo frenético, casi monstruoso, y su capa se arrastra, cubriendo, rozando a todos los seres que de un modo cercano o lejano están conectados con aquel que acaba de desencarnar…
Tanto, que a 15.000 km de distancia, sin haberlo visto nunca, yo he llorado hoy el significado de una ausencia, tanto que a 50 km, sin haberlo tenido nunca entre mis brazos,  un bebé llegó a faltarme en el regazo.
Tanto, que inevitablemente comprendo que Tanatos no es para los que se han ido de nuestra vista, sino para aquellos que nos quedamos mirándonos en el espejo.

Nos confronta con nuestros miedos, con nuestras potencialidades, con nuestra responsabilidad personal, con nuestro poder de elección y pone en nuestras manos el control supremo de nuestras vidas…
Porque no hay mayor control que saber lo que nos depara el futuro…saber que lo peor que podría pasarnos es morirnos… y eso es un hecho ineludible…de ahí en más todo es ganancia.

Cuanto tiempo dura el efecto de la danza en nuestras vidas?
Lo que elegimos que dure, para algunos es un flash que tienden a borrar inmediatamente para esconderse de nuevo en su zona de confort.
Para otros promueve una compulsión a “redecorar la zona de confort” a cambiar todo para que nada cambie.
En otros, en cambio,  despierta un llamado interior a renovar la vida, a re-conocerla, a re-vivir y a encontrarse así con el último y quizás más maravilloso regalo de vida que podamos recibir, la danza de Tanatos.

La elección sólo es importante para nosotros, porque a Tanatos le da lo mismo, si la reconocemos en esta danza, o en la próxima, o en la otra, ella seguirá bailando frente a nuestros ojos porque sabe que al final del camino, más tarde…más temprano…bailaremos con ella y que esa danza no será lo peor que nos pueda pasar a nosotros sino a los que se quedan.

Con total humildad, sirvan estas palabras no solo de reflexión sino de homenaje a aquellos que se quedaron con las manos vacías y el corazón lleno. Que la Gracias Divina los abrace y los acompañe y que encuentren en ese mismo hecho las razones para re-vivir.
AMEN.

NAMO VHA



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