Pocas cosas tan chéveres en la vida como tomarse unas chelas. ¿Quien no ha estado en un huarique asqueroso de esos que se caen a pedazos, abstraido por completo de las preocupaciones, donde por un momento los problemas desaparecen conversando frente a un par de vasos de cerveza? Así, de manera espontánea, no con idioteces como el "Día del amigo".
Esa es una de las tantas razones por las que esta novela es tan bacán, pues el texto discurre básicamente a través de la conversación de dos patas: Santiago Zavala "Zavalita" y el antiguo chofer de su padre, Ambrosio.
Aunque también hay muchas otras conversaciones y tragos entre Santiago y Carlitos, entre Santiago y Norwin y entre el zamborja y Fermín (y no solo conversaban). Es en estos diálogos donde se mezcla el entramado de historias y algunas de las técnicas que MVLL ya había usado en La casa verde.
Una de esas historias es la de Zavalita, en la que vemos que, como cualquier universitario, hacer cualquier cosa menos estudiar: chupar, discutir, protestar, enamorarse en compañía de Aída y el partidor de Jacobo. Aunque difícil hablar de atrasadores en un mundo en que sobraban los tramposos y culisueltas, todos contra todos: Cayo Bermúdez, la Musa, Fermín, Queca, Ambrosio, en fin... varios triángulos e incluso cuadrados amorosos y quizás hasta otras figuras geométricas que aun no he logrado descifrar.
Es en esas múltiples figuras y diálogos en los que vemos como poco a poco se pierde "la pureza" de la que habla Santiago (Ambrosio perdió algo más) y como los personajes se arrastran hacia su degeneración y desgracia, como un reflejo de la situación del país en el que viven.
Y es que el libro es además muy conocido por ser el origen de la clásica preguntita que muchos hemos escuchado hasta la saciedad cuando nos preguntamos sobre los problemas del país."¿En qué momento se jodió el Perú?". Prácticamente con esta frase empieza la novela, aunque la interrogante es un poquito diferente: "Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?"
En resumen, aquí se encuentra todo el Perú: la costa, la sierra, la selva, militares, estudiantes, prostitutas, pobreza, falta de trabajo, desigualdad, tráfico, lustrabotas, perros callejeros, partidos del "Muni", crímenes, accidentes de auto, chantajes, hospitales, drogas. Todo.
Y cuando uno de los personajes dice, a pesar que la obra está ubicada en los años 50, "Quien no es maricón en estos tiempos, quien no se droga en Lima" nos hace pensar que, después de todo, las cosas no han cambiado mucho.