Día de otoño gris y fresco (en el que tenemos que llevar clásico abrigo para salir de casa a la mañana temprano y volver a casa cerca de la noche). El ambiente húmedo de los días anteriores trocó en días grises con esas nubes plomizas que no sabemos con certeza - hasta que muestran sus verdaderas intenciones - si nos anuncian la llegada de frío o es que en cualquier momento descargarán algunas gotas... La mejor solución al mal clima - además de la famosa "buena cara" - es cocinar algo rico para agasajar a quienes queremos y agasajarnos porque sí, que es la mejor razón de todas.Si les nombro algunos de los protagonistas de esta receta (quita-males, quita-penas, quita-fríos, quita-todo): almendras, jengibre, canela, cacao de excelente calidad, un toque de kirsch, dulce de ciruelas remolacha/rojas y nueces... ¿Qué me dicen? ¿Se suman a una tarde de tarta y té (o jugos refrescantes, si están en primavera)?
Aquí los ingredientes para una tarta que despertará suspiros y emociones varias (todas buenas, eso sí).
Esta receta es de las que llevan un poco de preparación inicial, por eso de pesar y medir los ingredientes (que son varios) y dejar todo listo. Pero, que después se ponen facilísimas porque la idea es comer algo rico, no morir en la intentona cual heroínas medievales. Además, cuando está lista, recién salida del horno y le vemos la cara de felicidad a toda la familia (hasta al perro, a quien hay que explicarle que, por más que mueva incesantemente su rabo, no va a poder probar ni un pedacito pequeñito porque tiene cacao que le hace pésimo a su salud)... Eso no tiene precio.En un bol, tamizá 75 gramos de harina 0000 con una pizca de sal. Añadí 50 gramos de harina de almendras (si no tenés, podés reemplazarla por la misma cantidad de almendras bien trituradas) y 75 gramos de harina integral fina. Luego, incorporá 130 gramos de azúcar integral, 1 cucharadita de canela molida, 1 cucharadita de jengibre molido y 1 cucharada colmada de cacao amargo (de excelente calidad y orgánico, mejor).En procesadora o mixer, procesá los ingredientes secos e incorporá 4-5 cucharadas de aceite neutro (dependerá de la humedad ambiente de ese día y del grado de astringencia de las harinas). Procesá hasta obtener un arenado fino.
Entonces, incorporá 2 yemas (de huevos pastoriles, ecológicos o de campo) y unos 30 cc. de kirsch. Continuá procesando hasta formar una masa lisa.Envolvela en papel film y llevala a descansar a la heladera por unos 30 minutos.
Pasado ese tiempo, dividí la masa en dos porciones (una corresponderá a las 2/3 partes del total de la masa), enhariná ligeramente la mesa de trabajo y estirá con palote/rodillo la masa de mayor tamaño, dejándola del grosor de tu preferencia (yo la hice bastante finita, pero eso es según decisión personal). Con ella, fonsá/forrá un molde de tartera desmontable al que rociaste con rocío vegetal o enaceitaste ligeramente.
Luego, cubrí la base de la tarta con 450 gramos de mermelada de ciruelas remolacha/rojas (este verano por los elevados costos y la no tan buena calidad de las ciruelas no preparé mermelada casera; por ello, utilicé una de muy buena procedencia, sin azúcar agregada y sin conservantes). Por encima, disponé 50 gramos de nueces trozadas de manera grosera para que nos encontremos con los tropezones a la hora de comerla.
Para terminar, estirá la masa restante del mismo grosor que el piso de la tarta y con un cortante de tu agrado (en mi caso, corazones... Tenía un día romántico Jejeje), cortá las figuras que más te gusten.
Con una pizca de agua tibia y algo de maña/imaginación/ganas de jugar, ubicá las figuras de masa a modo de cobertura, unidas por algún punto entre sí, dejando espacios libres para que podamos espiar cuál es el relleno de la tarta.Una vez concluida esta tarea, cociná la tarta en horno precalentado a 180° C por 40-45 minutos o hasta que se dore ligeramente la masa y el relleno se muestre a borbotones por las ventanitas que dejaste en la cubierta superior.
Cuando la tarta esté fría, si lo deseás, espolvoreá con una lluvia de azúcar impalpable (no es obligatorio; yo no lo hice) y a disfrutar del sabor del verano (que ya se fue/ que está por llegar) y de una tarde de tarta inolvidable.Algunas observaciones y recomendaciones finales: Como ya les indiqué, en caso que no dispongan de harina de almendras (no siempre tenemos en casa y, si no la usamos con frecuencia, tiende a hacerse hospitalaria con pequeños bichitos poco deseables...), pueden preparar su propia y rápida harina de almendras moliéndolas en procesadora, mixer o similar. Si lo desean, pueden dejarle la película amarronada que recubre al fruto o pueden pelarlas primero y procesarlas después.
La mermelada de ciruelas remolacha/rojas puede reemplazarse por la de frutos rojos, frambuesas, frutillas, naranjas, mandarinas, peras o limones. Todas ellas quedan estupendas con esta masa (¡Y si son caseras, mucho mejor!). También pueden utilizar dulce de membrillo o de batata (como en una pasta frola).
Si no desean emplear mermeladas o dulces para esta receta, pueden reemplazarlos por una rica compota de la fruta de su preferencia (la fruta limpia y sin cáscara, cocida en agua y algo de azúcar o endulzantes naturales), bien escurrida y fría.
La cubierta superior puede hacerse con el clásico enrejado entrecruzado de las pasta frolas de membrillo o batata.
Muy bien, hasta aquí mi propuesta para esta tarde gris y fría de otoño que terminó cambiando de cara gracias a una exquisita y perfumada tarta.¡Hasta la próxima! Les deseo una excelente semana, experimenten en la cocina y diviértanse.