Esta tarta es una tarta curiosa, porque, siendo dulce se hace con espinacas. En Bilbao ha sido una tarta muy típica y apreciada, en concreto la pastelería Felipe, en la calle Gordoniz, tenía fama por las tartas de espinacas, pero la receta está ya recogida en el libro del restaurante "El Amparo", y también puede encontrarse en el libro de la Marquesa de Parabere. En mi familia, como en muchas otras casas de Bilbao era una tarta muy apreciada y, aunque en los libros citados antes, así como en la pastelería Felipe, la tarta se hacía con hojaldre, tengo otras recetas y el recuerdo de la tarta de espinacas de la confitería Silmai que en vez de hojaldre utilizaban masa quebrada para la tartaleta.
Yo he optado por el hojaldre y para la crema una mezcla de varias recetas que tengo. Es una tarta sencilla de hacer pero muy rica y muy diferente. Javi, mi cuñado, llevaba tiempo detrás de esta tarta así que he aprovechado las fiestas y, en concreto la comida del día de Reyes para darle el gusto. Hice una tarta grande y, como la tenía que sacar a la mesa, no me daba tiempo a hacer las fotos, por lo que pensé que, como me había sobrado un poquito de masa de hojaldre, reservar un poco de crema y montar una tartita pequeña, tipo tartaleta, además de la grande, para poder hacer las fotos y subirla al blog.
INGREDIENTES: para la tartaleta: Una plancha de hojaldre (si lo haces tu mejor, sino puedes poner del congelado o refrigerado) Para la crema 300 g de espinacas frescas 750 g de leche (se quedará reducida a unos 500 g aproximadamente) 4 yemas de huevo 40 g de maicena 100 g de azúcar 1 ramita de canela la piel de un limón Para el merengue 2 claras 100 g de azúcar MODO DE HACER: Escaldamos las espinacas en agua hirviendo durante 1 minuto, se secan y se reservan. Ponemos en un cazo la leche con la canela y la piel del limón y le añadimos las espinacas dejando que cuezan hasta que reduzca la leche (nos tiene que quedar aproximadamente medio litro de leche). Mientras tanto encamisamos un molde y lo forramos con hojaldre. Pinchamos bien el hojaldre con un tenedor para que no suba y horneamos con el horno precalentado a 180ºC en blanco con unos garbanzos para que hagan peso durante unos 15 minutos o hasta que esté hecha. Separamos las espinacas de la leche, sacamos la piel del limón y la barrita de canela y dejamos templar la leche. Ponemos en un cazo las yemas con el azúcar y batimos hasta que sea una mezcla homogénea, añadimos la maicena y batimos para que se integre sin grumos, añadimos la mitad de la leche poniendo la otra mitad en el fuego batiendo bien, cuando ya esté homogeneizado vertemos la mezcla de huevos, leche, azúcar y maicena a la leche caliente que hay en el fuego moviendo continuamente hasta que empieza a espesar. Lo retiramos del fuego. A la crema anterior le añadimos las espinacas reservadas y esta crema de espinacas será el relleno de la tartaleta que hemos reservado. Con las claras hacemos un merengue, si vamos a consumir la tarta enseguida podemos hacer un merengue francés sin problema, batiendo las claras hasta que estas pasen de espuma a una textura más próxima a pico momento en el que añadimos el azúcar hasta que lleguen a pico duro. En caso de que queramos reservar la tarta para otro momento mi consejo es hacer un merengue cocinado, un italiano por ejemplo, así no se separará. En mi caso hice un merengue francés, lo metí en la manga pastelera e hice un enrejado sobre la crema pastelera a modo de adorno que luego quemé con el soplete, aunque también se puede meter un momento al horno con el grill encendido. Os animo a que probéis esta tarta porque es distinta y muy rica. Imprimir artículo