Tatuajes, Como debes de cuidarlos

Desde hace milenios el hombre ha sentido la necesidad de tatuar su piel, bien como signo de distinción, de vinculación a un determinado colectivo (militares, marineros, …), bien como amuleto protector o bien incluso para seducir, ya que muchas mujeres sienten predilección por los “chicos malotes” y rebeldes que con frecuencia lucen en su piel algún tatuaje.

En los últimos años, sin saber muy bien el motivo, los jugadores profesionales de fútbol han comenzado a tatuarse desenfrenadamente, contagiando así a sus seguidores y seguidoras.

Durante el tatuado, se inserta la pigmentación hipoalérgica sintética o natural, bajo la piel mediante el uso de una aguja que provoca que la piel cicatrice conservando el pigmento. Durante este proceso, la piel se irrita profundamente, hinchándose y enrojeciéndose.

Es fundamental que optes por un tatuador profesional, de acreditada experiencia y centro con las mínimas condiciones higiénicas. Seguramente usará vaselina medicinal durante todo el proceso, para disminuir la reacción de tu piel todo lo posible, colocando al terminar, una fina gasa (venda hipoalergénica) que cubra el dibujo pero que deje transpirar a la piel. El tatuador te señalará el tiempo que deberás llevar dicha gasa protegiendo tu tatuaje a fin de que cicatrice correctamente y los pigmentos no alteren su color.

Si por cualquier motivo se desprende o cae la venda, cubre la zona con una nueva para evitar posibles infecciones.

Para lavar la zona tatuada, huye de jabones con Laurate Sulfato y otros tensioactivos similares muy irritantes. Compra mejor un gel o jabón natural con aloe vera (regenerante, calmante y cicatrizante) o con caléndula (calmante) y aplícalo primeramente en tus manos limpias hasta hacer espuma, entonces humedece tu área tatuada con agua fría (antiinflamatoria) y aplica la espuma suavemente, sin frotar. Seca con papel absorbente de cocina, presionando levemente.

Aunque te pique, no se te ocurra rascarte ni quitarte costras formadas o podrías retirar o alterar parte del tatuaje.

Para hidratar la zona, recurre a gel natural de aloe vera 100 % (sin otros componentes), a aceite puro de almendras dulce (calmante y reparador) o incluso a la miel, que es antibiótica natural y rica en nutrientes. Con Marcas como Bepanthol recomendada por los tatuadores.

Ayúdate a que sea absorbido por la piel, acariciando la zona levemente con un par de dedos. Una vez absorbido y seco, venda sin apretar mucho, el área tatuada para protegerla de bacterias y hongos, ayudando a tu piel a que cicatrice.

Como precaución, durante la cicatrización usa tejidos naturales, de algodón o lino, que evitará un exceso de sudor en la piel.

Durante el primer mes tienes prohibido bañarte en aguas dulces frecuentadas por bañistas (piscinas, pantanos, lagos,…) para evitar posibles infecciones. Tampoco es recomendable bañarte en el mar, con sustancias irritantes y contaminantes orgánicos y químicos, además de que el sol puede alterar la pigmentación del tatuaje.

Cubre la zona decorada con un factor de protección solar medio-alto que use fundamentalmente sustancias (pantalla) físicas, tales como caolín. Evita que lleven excesiva química.

Recuerda siempre hidratar ya que la piel debe lucir perfecta para cicatrizar bien y dejar los pigmentos inalterados. Con el tiempo, además de perder intensidad los pigmentos del dibujo, puede deformarse si la piel sufre estiramientos excesivos (por ejemplo engordando y perdiendo peso bruscamente, o desarrollando excesivamente la musculatura bajo la zona tatuada), tenlo en cuenta para prolongar mejor la vida de tu tatuaje.