Es que te amo, llegué tarde lo sé, no fui aquel qué te dio sonrisas en las noches, ni el que abrigó tu frío.
Te amo y me seduces cada día con tu sonrisa, con tus caricias, con tus besos y aun así no soy aquel que eleva tus alas, que llenó tu nido, que te vistió de dos princesas, que te da motivos.
Quisiera hacerlo pero no soy aquel que debe estar contigo. Te amo y te amé, cada vez que te abracé, cada vez que te besé, cada vez que me fundí en tu cuerpo haciendo lo mío, sin embargo eso fue un tiempo, un momento donde tú tuviste que correr para volver a tu espacio, porque tu espacio no era el mío y sin embargo tanto, tanto te amé. Que sonreír reflejado en tu sonrisa, quítate tú frío, toma mi calor, fui y seré tu abrigo.
Hoy no estás, como tampoco estoy yo contigo, duermes en otra cama, en otro lugar, con otro abrigo, y aun así estás en mis sueños, aquí al lado mío.
Amor mío, hiciste vibrar mi corazón con tus latidos.
Y estás tan lejos, tan lejos hoy, que ya no sé si esos latidos eran míos.
Te soñé, te sentí tan mía, viví tu sueño, como sueño mío. Y nuevamente hoy no estás, no amor mío no estás conmigo.
No sé qué hacer, resignar mi corazón. Sabiendo que ocuparía un lugar que no es mío. Es que llegué tarde mi amor, tarde a tu corazón. Tarde a tu amor. Sólo se encaprichó uniéndonos el camino.
Creo que no hay nada más difícil que vivir cuando los sueños se viven despiertos rozándolos, en el filo tan de cerca, tanto tiempo.
Cómo se convierte en algo que parece tan real que es soñar despiértame haciéndolo un sueño.
Sueño tuyo y sueño mío sueño de los dos. Lejos, cerca, tan cerca, que hasta se roza la piel. Y luego la distancia.
Es que no vives mi vida, ni yo puedo vivir la tuya.
Esta realidad nos lastima, lastima tanto como si fuese una vez queriendo volar con piedras encima, y mueve sus alas y revolotean y revolotean, pero jamás elevar su vuelo.
Así estamos amor, amor mío miel de mis días. Caminos, cómo se marcan como son, si no son tuyos, y no son míos.