El jengibre es una raíz conocida por sus propiedades digestivas, con una capacidad tónica en el aparato digestivo, favoreciendo la motilidad gastrointestinal.
Esto se traduce en en una acción antiemética (contra el vómito) más eficaz que la de la mayoría de los medicamentos “clásicos” para evitar las nauseas, por lo que se recomienda para prevenir los mareos por transporte (un problema muy típico en los desplazamientos en verano), así como los producidos por el movimiento del mar (atención los que vayáis a navegar, sobre todo en velero) y también en las nauseas y vómitos de las embarazadas (siempre consultando a vuestro ginecólogo).
El jengibre lo podréis encontrar fresco (en raíz). Se conserva perfectamente en la nevera, tapado con film transparente y se debe rallar justo en el momento de tomarlo (media cucharadita tal cual mezclado con un poco de miel o bien en infusión).
Otra opción más cómoda para algunos es quizá, tomar el jengibre en polvo, o en cápsulas, tabletas, jarabe, etcétera.En todos los casos, para que surja su “efecto digestivo”, el jengibre debe tomarse media hora antes de las comidas. Algunas investigaciones, por ejemplo, sugieren que el jengibre promueve el metabolismo de la glucosa, lo cual interviene en la pérdida de peso.
En mi caso, suelo tomar el jengibre en la cocina (me encanta su delicioso aroma y su sabor dulce-picante), por lo que lo suelo añadir en las ensaladas o en algunos postres, ya sea confitado o la raíz fresca rallada. También me encanta el jengibre incluido en algunos platos japoneses, como el sushi y sashimi.
En este caso el jengibre se utiliza para neutralizar el sabor en boca de los diferentes sabores de pescado crudos con verduras y otros ingredientes, pero la verdad es que yo, me lo como casi por vicio. (Me gusta su peculiar sabor).
Una de mis infusiones favoritas es la infusión de jengibre con limón o naranja. (Me gusta de las dos maneras). Su preparación es muy fácil:
Ingredientes para dos personas:
Una cucharada colmada de jengibre cortado a dados pequeños
Medio limón o naranja cortada a trocitos con piel incluida
Un poco de miel.
Preparación:
Poned a hervir medio litro de agua. Cuando entre en ebullición añadid el jengibre y el limón (o naranja) y dejad hervir tapado a fuego lento durante diez minutos.
Retirad del fuego, colad la infusión y añadid miel al gusto.
Dejad enfriar un poco … y voilá!!! Ya tenéis una bebida exquisita y beneficiosa para vuestro aparato digestivo!!! (entre otras cosas, claro..).
¿Y vosotros? ¿Os gusta el jengibre? ¿Cómo soléis tomarlo? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!!