Ya no aparecen deportistas, ni famosos, ni personajes de ficción anunciando comida ni bebida para ellos, ¿sabes por qué?
Afortunadamente en publicidad no existe el «todo vale», medida muy a tener en cuenta sobre todo cuando se dirige a un público infantil. Durante los últimos años hemos asistido a un cambio importante en los anuncios impresos, televisados y, desde hace no mucho en internet: ya no son deportisitas, ni personajes famosos los que anuncian productos alimenticios, ni aparecen héroes de ficción dotando de superpoderes a los pequeños que consumen una determinada bebida, tampoco salen niños tumbados y comiendo de manera compulsiva un determinado producto.
Conscientes de que la infancia es un periodo vital para el desarrollo de buenos hábitos, y de que los más pequeños de la casa son los más maleables ante los mensajes externos que recibe, la industria alimentaria, junto con las autoridades públicas competentes, decidió crear hace ahora ya siete años el Código PAOS (Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos Dirigida a Menores, Prevención de la Obesidad y Salud) para autorregularse y establecer una publicidad responsable sobre productos de alimentación y bebidas para los más pequeños, de hasta 12 años de edad.
Esta medida se ha subido al tren tecnológico y aha avanzado a la misma velocidad para aportar a los niños mayores garantías de seguridad en la publicidad de internet. Por ello, el Código PAOS se aplica desde hace poco también a la red, y se amplía su protección hasta los 15 años, ya que es a partir de los 12 cuando comienzan a utilizar Internet de forma generalizada.
Principales ejes de protección
—Este código establece para las compañías firmantes, que la publicidad dirigida a menores en televisión, medios impresos, y ahora también en internet, no promueva o presente hábitos de alimentación omodos de vida poco saludables, tales como comer o beber de forma inmoderada, excesiva o compulsiva, ni presente de forma condescendiente hábitos de vida sedentarios.
En cambio, se procura que los anuncios transmitan mensajes positivos para los menores, evitando minusvalorar la importancia de hábitos de vida saludables, tales como el mantenimiento de una alimentación variada, equilibrada y moderada, o la realización de actividad física. Se convierte así en otra de las herramientas que apoyan la lucha contra la obesidad infantil.
—Por eso, desde hace tiempo, podemos observar que los anuncios de alimentación y bebidas han dejado de utilizar famosos deportistas, presentadores de programas infantiles o personajes de ficción salidos de sus programas o juegos favoritos como prescriptores de los productos, ya que para ellos son en muchas ocasiones vistos como héroes y, por tanto, figuras a las que hay que imitar hagan lo que hagan.
—Tampoco ahora vemos a niños consumiendo los productos sin ningún control, recordando así que se puede comer de todo, pero siempre que se haga de manera moderada y acompañándolo de ejercicio físico. En este sentido, ya no aparecen pequeños que muestren vidas sedentarias, evitando escenas tales como las de niños «tirados» en el sofá, y sí, en cambio, se les puede ver practicando deporte o disfrutando de juegos al aire libre, por poner un ejemplo.
—Además, se evita mostrar que un determinado producto puede aportarles «superpoderes», como fortaleza, estatus, popularidad, crecimiento, habilidad o inteligencia, tampoco compararlo con productos similares, y menos aún, crearles expectativas inalcanzables o que exploten su ingenuidad a la hora de distinguir entre fantasía y realidad. También se huye del uso de cualquier elemento que pueda asustarlos, o del uso de descripciones de violencia gratuita ni presentaciones excesivamente agresivas.
A pesar de que Internet puede resultar en ocasiones inseguro, se ha logrado establecer un sistema que hace factible el control sobre la publicidad dirigida a niños en Internet.
Fuente : ABC