TE INVITO A LEER: EL PROBLEMA NO ES JUZGAR POR LA APARIENCIA…
(…) El acto de emitir opiniones es natural, biológico, por tanto inevitable.
Nuestros cerebros están diseñados para anticipar, para formarse ideas a partir del mínimo de información.
Un mecanismo que tenía más usos en la época del tigre dientes de sable que ahora, pero la evolución tiene sus ritmos y no son los mismos que el avance de la civilización.
De hecho, la visión, como acto biológico, no está diseñada para contemplar, sino para encontrar.
En el génesis de su razón de ser, los ojos están diseñados con el fin de recabar información a los efectos de que el cerebro pueda identificar la presencia de obstáculos, alimentos, depredadores, y no como una misión recreativa o contemplativa.
Por lo tanto, ante la mínima cantidad de datos, el cerebro tiende a construir el resto de la “realidad” con los datos del banco de su memoria,a fin de lograr una ventaja en la anticipación:
Quién reconozca una manzana antes se alimentará más rápido
Quién reconozca más rápido un depredador podrá ponerse a salvo con mayor efectividad…
En cualquier caso son garantías para una sobrevida y un éxito en la transmisión de sus genes a la próxima generación.
Con la “llegada” de la corteza cerebral y su capacidad de reconocer y apreciar elementos más abstractos (belleza, valores) nuestro modo primitivo de “ver” empieza a jugarnos en contra.
Es decir que el binomio declaración pública- opinión (creación de la realidad por reflejo en el espejo de la memoria) es inseparable.
Entonces… porque debería ofendernos tanto cuando somos “juzgados” por nuestras apariencias?
El punto no se encuentra en el ser juzgados, sino en el modo en que toman esos juicios tanto quién los emite como quien los recibe.
COMO VERDADES, O COMO ATAQUES PERSONALES (o ambos)
Quienes emite un juicio tiende a olvidar que ese juicio es el resultado de su experiencia frente a algo, y que esa experiencia es (…)
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