Sigo acordándome de ti, y es que no puedo olvidarte, me marcaste demasiado como para ello. No pude darte un beso, ni abrazarte, ni tan siquiera despedirme de ti.
Algo se quedó vacío en mí hace 16 años, hoy solo puedo mirar al cielo y pensar que desde allí nos cuidas a todos, te veo cuando miro a María la de los “tobadillos”, a la amazona de los ojos bonitos, y te siento un poquito cuando ese cielo que ha llegado a casa me da abrazos de oso, y corre a preguntarme como estoy cuando me ve un poco triste o pensativa. Pienso que quizás esos abrazos me los mandas tú desde allí, pienso que esas preguntas me las haces tu porque te preocupas, porque sabes que no hay ni un solo día de mi vida en el que no me acuerde de ti, ni un solo día en el que no hubiera dado todo por tenerte aquí conmigo.
Te quiero mi niña.
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