Revista Videojuegos

¡Te quiero mucho, cartucho! (I): El de Megadrive

Publicado el 02 abril 2013 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

¡Te quiero mucho, cartucho! es un sentido homenaje al primer formato físico que conocieron los videojuegos y un extenso recorrido que profundiza en sus formatos y variaciones que convierten a algunos en verdaderas rarezas.

Acompáñennos en este viaje al pasado y desempolven sus recuerdos más antiguos para rememorar como eran aquellos entrañables soportes jugables, los más vetustos y anticuados, totalmente desfasados, a los que alguna vez les hayamos soplado.

¡Te quiero mucho, cartucho! (I): El cartucho de Mega Drive

El cartucho de Mega Drive se desmarcaba mínimamente del de la anterior consola de Sega, la Master System. Sus formas redondeadas le daban un aspecto más moderno y vanguardista, lo que también se consiguió incluyendo imágenes de las portadas de los juegos en sus adhesivos. Destilaba estilo y seriedad, algo que la máquina más potente del momento quería potenciar como imagen de marca.

El color que predominaba era el negro, tanto en su carcasa como en su diseño gráfico. Todos recordamos aquella cuadrícula de línea blanca en fondo negro que reinaba en las portadas de los juegos y de los manuales siempre en varios idiomas.

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Los cartuchos más característicos que poblaron el catálogo de la consola – y que seguramente más y mejor recuerdan – fueron estos:

Los primeros: Me apuesto todas mis rupias a que el primer cartucho de Mega Drive que metieron en su consola tuvo que ser el de Altered Beast (Sega, 1989) o el de Sonic (Sega, 1991). Si no, es que llegaron muy tarde a la generación de los 16-bits o, peor aún, esperaron para comprarse una Súper Nintendo. Altered Beast era el juego que regalaban con la consola en su lanzamiento, que fue sustituido por el del erizo años después, en una inteligente decisión de Sega, de las pocas que se le recuerdan hacia el erizo azul.

Llevaban el logo original de Mega Drive.

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El restyling: años después Sega decidió cambiar el logo de la consola y aprovechó para cambiar la imagen de los juegos. El negro que predominaba en los cartuchos y cajas cambio a un azul algo más moderno pero menos majestuoso. No sé por qué tengo asociado este cambio al juego Rise of the Robots (Mirage, 1994), pero vaya usted a saber qué juego fue el primero lanzado en este formato. Kudos para el que lo sepa.

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El cartucho japonés: my parecido al que conocimos por aquí, pero con alguna variación muy llamativa y estilosa en sus laterales y una utilidad que con el tiempo se fue perdiendo. La hendidura que tenía en el borde servía de sistema de seguridad: evitaba que se pudiera sacar el cartucho con la consola encendida. Como solo salió un juego de Dragon Ball – y además llegó a España – se importaron muy pocos.

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El cartucho Lock-on: Sonic & Knuckles (Sega, 1994) fue el primero y el último en usar esta tecnología, que permitía conectar los juegos Sonic 2 (Sega, 1992) y Sonic 3 (Sega, 1994) a una segunda ranura en la parte superior del cartucho; de esta forma se podía jugar los niveles de estos dos juegos con Knuckles en vez de Sonic/Tails. El cartucho era mucho más alto que los habituales de Mega Drive y tenía un reborde decorado para la ocasión. Hay versiones distruidas en caja de cartón – no PAL – que cuestan un dinerete en Ebay y similares. No sé si alguna vez lo han pensado, pero ¿ y si se conectaba un Sonic & Knuckles a otro cartucho de Sonic & Knuckles? Nadie se atrevió a hacerlo, por si aparecían más niveles. Ojo que esta tecnología era la que usaban también aquellos Game Genie para meter trucos en los juegos.

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El cartucho SVP: Virtua Racing (Sega, 1992) se presentaba en su edición casera contenido en un cartucho de tamaño similar al de Sonic & Knuckles, pero con distinto contenido. Dentro escondía el llamado SVP (Sega Virtual Processor) que permitía mover entornos completamente poligonales en la 16-bits de Sega. Fue desarrollado únicamente para lanzar Virtua Racing en la consola y para medirse la chorra con el FX de Nintendo. Ellos fueron capaces de aprovechar su chip para algún juego más.

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Los de Electronic Arts: a los de EA ya les gustaban mucho las perras en los 90 y por ello, para ahorrarse unas cuantas, decidieron fabricar sus propios cartuchos para no tener que ser licenciatarios de Sega, vaya. Hay cartuchos de este tipo que no funcionan en algunas Mega Drive modelo 2 y 3, lo que ya nos hacía ver cómo se dirigía a su público Electronic Arts; todo por ellos. Aunque al final se pusieron de acuerdo con Sega en lo de los dineros, EA decidió mantener la producción de estos cartuchos, seguramente porque pensaron que aquella pieza amarilla era ya su marca de la casa.

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Los de Accolade: La empresa de Bubsy the Bobcat (Accolade, 1992) fue otra de las que se subió al carro de EA y también se dedicó a hacer sus propios cartuchos. Muy parecidos a los de los americanos en su diseño, pero mucho mas sosetes, nadie se acuerda de ellos. De sus juegos, menos.

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El cartucho J-Cart: Codemasters también por la labor de fabricar sus propios cartuchos, y, aprovechando el esfuerzo que ello suponía, se le ocurrió que podría inventar  uno que permitiera potenciar el juego multijugador, básico en muchos de sus títulos. Propusieron un cartucho que permitía conectar dos mandos adicionales en el frontal para que 4-players pudieran divertirse sin necesidad de usar un Multi Tap. La saga Micromachines (Codemasters, 1994) y Pete Sampras Tennis (Codemasters, 1996) son los juegos más recordados en esta categoría.

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El de 40 megas: anunciado con todo lujo de detalles en la caja del único juego que llegó hasta esta cifra de locura en aquella época. Super Street Fighter II (Capcom, 1995) fue el único cartucho que llevó hasta el límite el soporte físico de Mega Drive. Muchas megas para un muy buen resultado, empañado por el hecho de que la versión 32 megas de Super Nintendo se veía un poco mejor. ¡Perfect!

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El Master System Converter: un cartucho adaptador que nos dejaba usar juegos de Master System en nuestras Mega Drive. Tenía también ranura para tarjetas de juego del modelo I de Master System, que no sé ustedes, pero yo no vi ni una en su día. Este adaptador costaba un verdadero dineral, tanto que te salía casi más rentable comprarte una Master System de segunda mano para seguir jugando con los viejos cartuchos.

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El super cartucho: no sé ustedes, pero yo supe de este tipo de cartuchos hace bien poco. Con un poquito de maña y una conexión a Internet, pueden ser capaces de meter todos los juegos que quieran en una tarjeta SD y jugarlos en su Mega Drive como si fueran los originales y poder disfrutarlos con su pad original, como Dios manda. Olvídense de emuladores, que eso es de tristes y pobres de espíritu y hagan las cosas bien. Si les interesa pueden conseguirlo aquí.

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La entrada ¡Te quiero mucho, cartucho! (I): El de Megadrive es 100% producto Deus Ex Machina.


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