¿Te acuerdas de…aquella canción que tanto escuchabas?esa persona con la que estabas?los ideales que defendías?lo que creías que estaba bien?esas risas que tanto te alegraban?aquella tarde en casa estudiando?aquella salida con los amigos?la primera noche de fiesta?tu primera conciencia del mundo?el que era tu mejor amigo en aquella época?la primera película que logró impresionarte?el suceso que te marcó?las mentiras que te creíste?las tonterías de las que te arrepentiste?las verdades que te dolieron?las personas que entonces formaban parte de tu vida?
Y ahora, ¿eres consciente de…la canción que escuchas hoy?esa persona con la que estás?los ideales que defiendes?lo que crees que está bien?esas risas que te alegran?esta tarde de trabajo?esta salida con los amigos?tu millonésima noche de manta y peli?tu conocimiento más amplio del mundo?tu mejor amigo hoy?la película que te ha impresionado ahora?el suceso que acaba de marcarte?las mentiras que te crees?las nuevas tonterías de las que te arrepentirás?las verdades que te duelen hoy?las personas que en este momento forman parte de tu vida?
Ves, como cualquier otro, que no, no eres consciente. No te has dado cuenta de gran parte de las cosas que han cambiado en tu vida. Los sucesos que te han acompañado a lo largo de tu existencia solo dejan huella en ese lejano y difuminado recuerdo de lo que en un momento concreto tuviste oportunidad de vivir. Y solamente “crees” recordar, porque sabes perfectamente que tu mente mantiene guardados bajo llave la mayor cantidad de fragmentos de tu pasado.
Ahora, te ves en un espejo, y piensas en la persona que eras no hace tanto tiempo. Tu cuerpo y tu alma se van degenerando simultáneamente, dejando paso a tu nuevo yo; a ese yo que eres hoy y que no te han presentado; que te ha sustituido sin avisarte… Si no lo crees, busca al menos una foto de hace algún tiempo, donde salgas tú, y mira dónde, cuándo, y con quién… ¿Te reconoces?
Publicado el 4/8/2017