De todos los edificios destinados al espectáculo que albergó esta ciudad en época romana, el que mejor conocemos y el que mayor riqueza arquitectónica y ornamental que poseyó la Colonia Patricia fue el teatro.
El teatro romano de Corduba está situado en el recinto amurallado de la ciudad, donde podemos encontrar sus restos bajo el actual Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, descubierto en el año 1994, dándose a conocer casi el 30% de su superficie total.
Su cávea de 124,23 metros de diámetro(6 metros menos que el Teatro de Marcelo de Roma) lo convirtieron en el mayor teatro de toda Hispania y uno de los de mayor dimensión de todo el Imperio Romano, pudiendo albergar hasta un total de 15.000 espectadores.
La realización de este gran edificio en época augustea se sitúa posiblemente antes del año 5 a.C, y el proceso de ornamentación y embellecimiento pudo prolongarse hasta la época julio-claudia (14 d.C hasta 69 d.C).
Estuvo en uso casi 300 años siglo III, momento en que un terremoto lo dañó gravemente, produciendo grandes grietas en la cavea y el terreno sobre el que se asentaban los cimientos de la misma.
En el siglo IV hubo un intento de reparación, pero comenzó un proceso lento de expolio que se desarrollo a lo largo de este siglo, convirtiéndose en cantera a lo largo de la siguiente centuria, siendo despojado de gran parte de la piedra que componía la cavea. Con el tiempo, el espacio se urbanizó, pasando a formar parte de una zona residencial, perdurando así desde la Edad Media hasta nuestros días.
El teatro aprovechó el desnivel del terreno para construir el graderío, que se dividiría en 6 espacios separados de unos 30º. En el exterior una serie de 3 terrazas daba acceso a los distintos niveles de gradas. Restos de estas terrazas se hallan actualmente bajo un patio del museo Arqueológico, mientras que parte de los escalones que conectaban la terraza baja con la media, se pueden contemplar hoy en una de las salas de exposición del Museo.
Aunque no ha podido ser confirmado por una excavación arqueológica, la Plaza de Jerónimo Páez apunta a ser una fosilización de la Orchesta (la zona donde se situaban los músicos) y la Calle Marqués del Villar sería la Scena (la zona donde tenía lugar la representación).