Revista Deportes
Tras la segunda jornada de competición, dejo en el tintero algunos temas que aún rondan mi cabeza para centrarme en uno particularmente sorprendente. Contemplaba el partido entre los St. Louis Rams y los New York Giants cuando, aún en el primer cuarto y en mitad de un ataque sin reunión (no huddle) del equipo de Sam Bradford, los jugadores locales, Jacquian Williams y Deon Grant, cayeron al suelo fulminados -en perfecta sincronización-, como simples monigotes. El doble y lipotímico ataque parecía más fruto del teatro, "teatro y del bueno" que diría Mou, que no un preocupante ejemplo de casual fatalidad. Fue tan ridícula la situación que el propio Williams padeció un segundo subidón, esta vez aventuro que de vergüenza propia y se levantó al instante. Deon el comediante permaneció en el suelo.
Aunque posteriormente Tom Coughlin, veterano head coach de los Giants -más sabe el zorro por viejo que por zorro- declarara que se había tratado de un breve episodio de calambres, las imágenes nos presentan una de las estrategias básicas destinadas a detener la imparable progresión ofensiva de los Rams. Grant tampoco estuvo muy hábil. Tras su actuación del pasado lunes -sin duda merecedor de un justo reconocimiento en la próxima gala de los Oscar-, contradijo la primera declaración de Coughlin, al confirmar que se tiró al suelo, siguiendo el consejo de Justin Tuck, aquejado de un golpe en la rodilla por un placaje anterior .
Perry Fewell, defensive coordinator de los Giants está en el centro de la sospecha, más aún cuando Bryan Kehl, linebacker que sirvió bajo las órdenes de Fewell -aunque también parte interesada en este embrollo por ser actual jugador de los Rams-, aseguró que durante su etapa en New York, Perry ya animaba, fomentaba y entrenaba este tipo de situaciones.
A mi lo sucedido me pareció y me sigue pareciendo algo vergonzoso. Sentí vergüenza por los jugadores y por los Giants. Y cito a este equipo ya que es a ellos a quienes he visto utilizar este tipo de triquiñuelas como citaría -y lo haré- a cualquier otra franquicia que siga esta línea. Me parece increíble que, aprovechando una reglamento orientado a la protección y cuidado de los mismos jugadores, éstos se avengan a realizar este tipo de simulaciones. Porque señores, no les quepa duda: estamos ante una artimaña antideportiva destinada a cortar el ritmo de una ofensiva sin reunión, que no les permite ni descanso ni organización. Algunos creen que en un partido, sea de fútbol americano, soccer o bolos, cualquier táctica es admisible si sirve a un buen fin. Claramente lo enunció Nicolás Maquiavelo en su obra "El Príncipe" al escribir "el fin justifica los medios". Pues que se vayan enterando unos y otros; aunque la delgada línea roja pueda ser discutible, en el deporte como en la vida uno se comporta como lo que es.
La NFL, que en este tipo de cuestiones no se corta un pelo, ha recordado a la totalidad de equipos que fingir lesiones es una infracción que puede ser castigada con multas, suspensiones e incluso pérdida de picks en el próximo Draft. Una excelente idea para la cual solicito, aquí y ahora, su aplicación ipso facto.