Copio aquí una iniciativa bonita y útil para ayudarnos entre todos a resistir a la crisis. La idea de fondo es autoorganizarnos para rescatarnos entre nosotros, mientras les vamos quitando parcelas de beneficio privado... ¡¡Llega la Marea Roja!!
Fuente: http://marearoja9.wordpress.com/2012/02/26/tecnicas-amelie-para-seguir-compartiendo/
¿Conoces a alguien que ha tenido que vivir en la calle?¿Conoces a alguien que pasa necesidades, privación, que empieza a estar desnutrido?Seguro que sí. Aunque aún no lo sepas.La necesidad, la deprivación e incluso el hambre comienzan a afectar a las familias españolas. Es una realidad invisibilizada. Muchas familias no la cuentan por pudor o por miedo al estigma.Al drama no se le pone cara de momento, sólo número, que duele menos. Pero hagamos el ejercicio mental de imaginar la cantidad de platos vacíos que se esconden tras estos números: Cinco millones de parados, trescientas mil ejecuciones hipotecarias; una de cada tres familias españolas no puede afrontar gastos imprevistos y una de cada cuatro familias en España se encuentra en riesgo de exclusión. Las cifras son de la Asociación Estatal de directores y gerentes en Servicios Sociales. ( http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/8732-los-directores-en-servicios-sociales-advierten-de-que-si-no-se-act%C3%BAa-habr%C3%A1-un-suicidio-social.html )La desnutrición es un grave problema para la salud y también tiene serias implicaciones para la dignidad.La dignidad no es falso orgullo, es un elemento fundamental para la integridad y el equilibrio mental de las personas.Algunos remedios para evitar la desnutrición podrían dañar la dignidad, como recoger comida tirada a la basura o ir a comer a organizaciones de caridad social. Muchas personas, aunque aliviaran su hambre y la de sus hijos con estos remedios, podrían llegar a creerse menos que los demás, su autoestima podría quedar destruida y con ella sus impulsos de autosuperación y de independencia. Sus hijos crecerían con ese estigma.Los comedores populares, comunitarios, o las ollas comunes; hacen que con aportes individuales (comida, trabajo y servicios) se pueda aminorar la carencia de alimentos. Protejamos las dignidades. No dejemos que nuestros niños españoles y residentes crezcan estigmatizados por la pobreza. Utilicemos técnicas Amelie paracomer rico y sano.Descubramos la Amelie que todos llevamos dentro.Un comedor comunitario lo podemos crear en muchos sitios, desde un local cedido por una asociación de vecinos hasta en el centro de una plaza (como hicieron las mujeres argentinas). Se puede realizar para todo el mundo, compaginarlo con actividades culturales e invitar a toda la comunidad.Podemos cocinar la comida que los supermercados van a descartar porque se aproxima la fecha de caducidad, los alimentos que lleven los agricultores asociados o la comida que puedan aportar los propios comensales.Los donantes, los cocineros y los comensales podrían ser los mismos. Según las técnicas Amelie, nunca tiene que haber una figura que da y otra que recibe. Todas compartimos.Si todos los vecinos vamos a comer al comedor comunitario, no se podrá distinguir quienes lo necesitamos y quienes no. Evitaremos así que comer en el comedor sea algo marginal. Evitaremos dejar huellas de vergüenza en los niños.Podemos organizar comedores comunitarios a la salida de los colegios, de las guarderías, con actividades infantiles extraescolares para que todos los niños se apunten.En un comedor comunitario podemos proponer cursos de cocina y concursos gastronómicos y de cata. Los cocineros aprenderemos un oficio y los catadores veremos en la escasez una oportunidad para probar nuevas cocinas.Promovamos la autonomía alimentaria, no la ayuda alimentaria. Pongamos de moda recuperar huertas y campos de cultivo, plantar alimentos biológicos en los jardines y en los parques; hacer cultivos en nuestras terrazas. Pongamos de moda intercambiar semillas, tierra y material de labranza.Descubramos la Amelie que tenemos dentro.Compartamos. Mientras sigamos compartiendo no haremos a ningún español o residente sentirse indigno por tener que pedir.
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