El reentelado es una técnica de restauración de pinturas sobre lienzo, que se utiliza cuando la tela del cuadro se halla muy degradada o ha perdido su función de soporte. El objetivo es proteger y conservar la pintura, además de reforzar el material original. En determinados períodos históricos, también se empleó para eliminar desperfectos o añadir trozos de pintura desprendida.
Orígenes de la técnica
Con el uso del lienzo como soporte para las obras de arte se empezó a proteger el reverso de las mismas, con el fin de reforzar y conservar las telas. El entelado, reentelado o forración data del siglo XVII. Fue un procedimiento empleado hasta la saciedad. Muchos expertos consideran que se produjo un abuso de este ancestral método de restauración. En la actualidad, por el contrario, sólo se recurre a la técnica en casos excepcionales y justificados.
En los inicios, se aplicaba al reverso de las piezas un ungüento llamado “beverone”, elaborado a base de aceites y colas. En el mundo anglosajón se usaban ceras y resinas, para evitar las humedades y otros agentes biológicos. Sin embargo, estos trucos resultaron poco eficaces y comenzaron a añadirse capas de papel o cartón.
Ya en el siglo XVIII, el reentelado se extiende por países como Francia o Italia. Se realizaba con tejidos de fibra natural y adhesivos, como colas, ceras, resinas o presión combinada con calor. Fue en el país galo donde primero se habló del reentelado, de la mano de Lamorlet. No obstante, Venecia se convirtió en el centro neurálgico de la técnica y la ciudad en la que más se utilizó.
De forma paralela al auge del reentelado, surgió cierta preocupación en torno a las consecuencias que el mismo podía tener sobre las obras de arte. Una manifestación al respecto es El entierro del Conde de Orgaz, de El Greco. En los años setenta se procedió a realizar la restauración de esta pintura y se descubrió que el lienzo estaba en contacto con una tabla de madera, a modo de protección.
Cómo se hace el reentelado
El reentelado consiste en añadir una tela nueva a la original. La primera está preparada de antemano y su objetivo es aportar consistencia al material antiguo, degradado, envejecido o desgarrado por el paso del tiempo.
La tela y el adhesivo empleados para la restauración deben adecuarse a las características, técnica y estado de conservación de la pieza. Así, es posible decantarse por tejidos de origen natural o, por el contrario, optar por materiales sintéticos.
El lino es uno de los materiales más usuales para esta técnica de restauración. Debe procurarse que el nuevo tejido posea una densidad similar al original y, al mismo tiempo, ha de ser resistente y tupido. La nueva tela debe someterse a un proceso sucesivo de mojado y atirantado (fatigado), para evitar cambios en sus dimensiones.
Por su parte, los adhesivos más habituales son también los de origen natural. La coletta se elabora a base de cola de carpintero, agua, melaza, fenol y vinagre, entre otros ingredientes. Proviene de Italia. La gacha es muy popular en España y lleva harina, agua, trementina y fenol. Estos pegamentos naturales tienen ventajas con respecto a otros: hacen reversible el proceso y la penetración en la pintura es menor. No obstante, también poseen inconvenientes: tanto la coletta como la gacha son extremadamente sensibles a los cambios de humedad.
Cuando se opta por la coletta o la gacha, debe someterse a la pieza a un empapelado para evitar la desprotección de la superficie de la pintura. La unión de los tejidos original y moderno se produce tras la incorporación de estos adhesivos, reforzados con presión y calor.
Durante el siglo XX han ido apareciendo novedosos adhesivos sintéticos, que han logrado mejorar algunos aspectos de la técnica. Ceras, copolímeros de acetato y resinas acrílicas son algunos de ellos. Sin embargo, aún muchos restauradores siguen prefiriendo los productos naturales.
Motivos que justifican un reentelado
Puede ocurrir que la tela se halle debilitada por la oxidación o por soportar el peso de la capa pictórica. Esta circunstancia es un buen motivo para aplicar un reentelado. Pero existen otras:
- Telas agujereadas o rotas.
- Escamaciones en la pintura.
- Reentelados antiguos que deben ser eliminados y sustituidos.
Posibles consecuencias negativas
El reentelado es un proceso complejo, que exige manos expertas y mucha paciencia. En determinados casos pueden producirse consecuencias negativas. He aquí algunas de ellas:
- Alteraciones de los barnices.
- Quemaduras.
- Ocultaciones de marcas, sellos o firmas.
- Modificaciones de empastes debido al calor.
- Debilitamiento de la tela original.
- Cambios en la luminosidad.
- Aparición de microorganismos, especialmente si se emplean harinas en los adhesivos.
En nuestros días han proliferado los reentelados sintéticos, flotantes, transparentes o de cera-resina. Las opciones se han multiplicado, aunque el objetivo sigue siendo el mismo que tenían los restauradores del siglo XVII: proteger y reforzar las obras de arte, para que perduren en el tiempo y podamos seguir admirándolas durante muchos siglos más.