Con tres terremotos de importancia en dos meses, parece obligado hablar de ellos un poco. Sobre todo cuando se menciona constantemente la escala de Ritcher (que ya no se usa) o uno lee todo tipo de afirmaciones gratuitas, como que se acerca el fin del mundo, que es culpa nuestra por maltratar el planeta, o que son provocados por un arma secreta de los malísimos EEUU.
Dejaré lo de las escalas en las que se mide la intensidad de un terremoto para otro día, y empecemos por lo más básico: ¿Por qué ocurren los terremotos? Bueno, antes de ponernos a ello vamos a recordar algo que nos enseñaron en el colegio: la tectónica de placas. Explicado de forma sencilla, la tectónica de placas nos dice que la corteza terrestre está fragmentada en grandes placas, llamadas placas tectónicas, que flotan sobre el manto y se desplazan (en realidad, lo que está fragmentado es la litosfera, que abarca algo más que la corteza, pero esta visión simplista nos sirve de momento).
Aunque las placas se desplazan, siempre hay contacto entre ellas. En las zonas donde las placas se separan, el manto rellena el hueco dejado, enfriándose para formar parte de la corteza. Esto ocurre por ejemplo en la dorsal atlántica, que corresponde a la separación de las placas norteamericana y sudamericana de las euroasiática y africana. Hace unos cientos de millones de años estos continentes formaban uno solo, y si observamos un mapa o una foto de satélite, se puede ver claramente como el contorno este del continente sudamericano y el contorno oeste del africano, parecen encajar como piezas de un puzzle. Desde entonces se han estado separando, y aún hoy en día siguen haciéndolo, lenta pero constantemente.
En las zonas donde las placas se aproximan, pueden ocurrir dos cosas. Un posibilidad es que una de las placas se doble y se hunda por debajo de la otra. Esto ocurre en el océano o en la costa, formando grandes fosas en el punto de unión, y elevaciones de terreno en la placa que queda encima. Este tipo de unión se produce, por ejemplo, entre la placa de Nazca y la placa sudamericana, formando la fosa de Perú-Chile y la cordillera de los Andes.
Otra posibilidad es que ambas placas queden más o menos a la misma altura, arrugándose en la línea de choque (como la carrocería de un coche), y formando también elevaciones de terreno. Esto ocurre en uniones continentales, como por ejemplo en la unión de la placa euroasiática con la placa india, formando el Himalaya.
Existe una tercera situación, que ya os podréis imaginar: uniones donde las placas ni se separan ni se acercan, sino que simplemente se desplazan lateralmente.
Bien, una vez visto esto, vayamos con los terremotos. La corteza terrestre no es tan rígida como nos puede parecer. Es elástica. En los bordes de unión de placas que no se estén separando, éstas se van comprimiendo, doblando, deformando; en resumen, acumulando energía elástica igual que un muelle. Y llega un momento en el que la dicha energía se libera, provocando un terremoto (como cuando ejerces fuerza sobre un muelle y luego lo sueltas).
Veamos ahora los últimos tres terremotos que han tenido gran cobertura en los medios, y dónde se han producido. Aquí mismo tenéis un dibujo con las principales placas y sus movimientos. Es una versión reducida del que hay en Wikimedia Commons, bastante más grande y que os recomiendo que veais. Observando este mapa vemos que Haití está junto al borde entre las placas norteamericana y la del caribe. Chile está en el unión de las placas de Nazca y sudamericana. Y Taiwan también está en la unión de dos placas. No es extraño, por tanto, que haya habido un terremoto en estas tres zonas.
Me consta además, por un compañero de trabajo chileno, que Chile es una zona muy activa sísmicamente, con unos 10 terremotos anuales de magnitud superior a 6, y numerosos temblores pequeños. De hecho, en Chile se produjo el mayor terremoto jamás registrado, en 1960, con una magnitud de 9,5.
Proximamente, ¿cómo se mide un terremoto?