Poco sabíamos de Teenage Fanclub desde aquel irregular Man-Made de 2005 que a mi no me dejó muy buen sabor de boca. Cinco años después vuelven con un disco más tranquilo, pero bastante más inspirado.
La verdad es que la banda de Glasgow ha tenido pocos baches en su carrera, y este Shadows no es uno de ellos. Aunque, como ya he dicho antes, es un álbum bastante tranquilo, pero tiene unos cuantos temazos a la altura de sus mejores canciones: Baby Lee (el primer single), Sometimes I Don’t Need To Believe In Anything, Shock And Awe o When I Still Have Thee son solo cuatro ejemplos, pero la verdad es que el disco está plagado de esas estupendas melodías que tantas alegrías nos han dado en los últimos veinte años.
A ver si tienen un poco de suerte y ahora que el indie-pop está tan de moda, los chavales empiezan a escucharles un poco, que para eso ellos fueron uno de los grandes percusores de esa música.
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