Que bien huele la lavanda ¿verdad? Pues estas tejas huelen y saben bien!. Yo ya había hecho pastas de lavanda en otra ocasión, y nos habían gustado, por eso cuando vi estas tejas, en una revista de las que me traje de Nueva Zelanda, me puse a ello, coincidió con una comida familiar y fueron un éxito rotundo. La receta pasó a engrosar el borrador y como tantas otras quedó a la espera.A principios de julio se dieron dos casualidades que me hicieron buscarla; una, que mis lavandas estaban hermosas y pletóricas... Y la otra... que una blogera encantadora, y paisana, publicó en su blog, unos corazones de lavanda, en una entrada muy tierna y aromática... Cuando se lo comenté, me respondió que quedaba a la espera de la receta y... Esto va por ti mi querida Chusa!
Ingredientes:
Para 12 tejas
1 clara de huevo
1/4 taza de azúcar en polvo
1 cucharada de extracto de vainilla, puse aroma (no está en la foto, me olvidé)
2 cucharadas de harina
30g de mantequilla, derretida
2 cucharadas de lavanda seca
Elaboración:
Precalentar el horno de 180 °C.
Cubrir una bandeja de horno con papel de hornear o preparar un silpatBatir la clara de huevo, el azúcar y la vainilla en un tazón hasta que esté blanco y espumoso. Agregar la harina y la mantequilla, se remueve hasta que se forma una mezcla suave. Dejar reposar durante 15 minutos. Poner sobre la bandeja unos montocitos y extender con una cucharita. Espolvorear un poco de lavanda seca en cada círculo y hornear unos minutos, entre 5 y 10 dependiendo de cada horno.
Sacar del horno, y rápidamente colocar sobre un rodillo ayudandonos de una espátula para despegarlas con cuidado y que no se rompan. Servir.
¡Fáciles, y con un sabor muy original!
¡A nosotros nos han encantado!
Que tengáis una buena tarde.
Fuente: Better Homes and Gardens 12/14