Revista Opinión

Tejer y pactar

Publicado el 22 febrero 2016 por Jcromero

Este es un país singular donde se vota mayoritariamente al partido más corrupto, se desarticulan marionetas y donde se dice querer pactar trazando líneas rojas, anunciando vetos y proclamando desencuentros. Tan singular resulta que, en ocasiones, un juicio se convierte en ceremonia inquisitorial: "¿Escuchó usted referencia a la virginidad de María, Madre de Dios?" Sí, éste es un país singular en un mundo tan peculiar que tiene su economía al servicio del 1% de la población con encogida de hombros del 99% restante como respuesta.

Ahora que se acerca el momento decisivo, sugeriría a quienes entiendo que sí me representan, bien por haberles votado bien por encontrarlos afines en la necesidad urgente de arrebatar el poder ejecutivo al Partido Popular, que aprendan del viejo oficio del tejedor. Un oficio de trabajadores expertos en entrelazar hilos, del que tendrían que aprender quienes tratan de confeccionar acuerdos y puede que gobierno. No es tiempo de certezas pero afirmaría que entre los políticos faltan artesanos que sepan usar los hilos de la democracia para garantizar derechos y sobran telares para tejer menosprecios, arrogancias o apocalipsis varias.

La indolencia del presidente en funciones adelanta la posibilidad de sustituir leyes y dinamitar la insoportable suficiencia de la derecha gobernante y de su coro. A riesgo de dar la razón a Umberto Eco cuando dijo que "las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas", opino sobre la negociación política que conducirá a un nuevo gobierno o a nuevas elecciones. Reconozco las dificultades para el acuerdo, pero éstas serán livianas comparadas con las que esperan a un nuevo ejecutivo salido del proceso negociador. El acoso político y mediático a Carmena quedará en anécdota comparado con el que tendrá que soportar un gobierno de izquierdas para el conjunto del Estado.

Negociar consiste en, desde lo que une, tratar de confluir en lo urgente. En el escenario actual observo tres fases que responden a tres preguntas: ¿Con quién?, ¿para qué? y ¿cómo? El PSOE tiene la virtud o la indefinición suficiente para buscar acuerdos a su derecha -Ciudadanos-, a su izquierda -Podemos, Compromís o Izquierda Unida- y con algún nacionalismo como PNV o CC. Pudiendo buscar acuerdos en temas concretos con todos, la opción necesaria para gobernar se encuentra a su izquierda. No hay otra. La lista de razones sería fácil de confeccionar cruzando programas. Decidido el con quién y el para qué sólo quedaría pactar el gobierno. Debiera ser el obstáculo menor, pero pudiera convertirse en el escollo que rompa lo acordado en los pasos anteriores.

Si el objetivo de la negociación es conseguir acuerdos, no sería imposible encontrarse en las coincidencias y buscar soluciones para las discrepancias, por ejemplo en el tema catalán. Puede que el referéndum sea la excusa de unos y otros. Sin embargo, el territorio no debiera ser una línea roja, ni para quienes defienden la unidad territorial ni para quienes buscan una solución en la consulta ciudadana. En este sentido, y en la situación actual, parece más necesaria una izquierda social que emancipadora. Una izquierda que avance en acuerdos contra la desigualdad y la pobreza, que acorrale a corruptos y corruptores, que suspenda los desahucios, sustituya leyes como la LOMCE o la Reforma Laboral y propicie una nueva ley electoral. Por éstas y otras razones, entre territorios y personas, primero las personas.

Escéptico por naturaleza, realismo o necesidad, prefiero la política que teje y une a la que enfrenta y divide.

Es lunes, escucho a Ken Peplowsky:

Tápate un poco, anda El arduo aprendizaje del respeto ¿Podría reformarse el artículo 135? En España solo puede gobernar la derecha o la crispación ¿Quo vadis, Europa? Nuevo Gobierno: ¿Por qué Podemos actúa así? ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?

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