Revista Comunicación

Televisión e internet y los niños

Por Pedsocial @Pedsocial

TELEVISIÓN E INTERNET y los niñosMi psiquiatra de cabecera suele decir que la televisión es como la ventana de casa. Pero que Internet es la puerta de la calle.

Los padres (y los pediatras) deben tener en cuenta la importancia de esas dos aberturas, inexistentes hace 50 y 15 años atrás, y su influencia en la crianza de los niños de este siglo.

Lo que sigue lo escribíamos hace 10 años:

La incorporación a la vida actual de dos fenómenos de la importancia de la televisión e Internet  tiene su indudable repercusión sobre el desarrollo psicosocial de los niños. El extraordinario valor que tienen como medios de comunicación, su innegable impacto sobre la educación y la información de los niños también se ha visto rodeada de controversias por los supuestos o reales peligros que pueden ejercer sobre la población infantil.

El cuerpo de doctrina y la evidencia acumulada sobre los efectos de los medios sobre los niños es considerable y amplio, a la vez que profundo. Sin embargo, y como suele suceder en la valoración de los efectos sociales de cualquier fenómeno, su consideración queda notablemente matizada por los presupuestos, cuando no prejuicios, culturales, sociales o éticos de cada modelo de sociedad o cada modelo de concepción de la sociedad.

Sin entrar en conflictos puede afirmarse que los medios en sí no son ética o pediátricamente ni buenos ni malos. Es su uso, su empleo, lo que les confiere cualidades.

Pero la calidad del producto también debe ser objeto de consideración. Las preferencias del público a menudo hacen de auténticas basuras lo más deseado y contemplado y los niños en eso no van a ser más selectivos que los adultos.

Otro aspecto es el cuantitativo. Cuánta televisión o cuánta Internet es buena para cada niño o cada edad y cuánta es indeseable va a depender de apreciaciones mediatizadas por preconcepciones y visiones personales.

La aparición de nuevos medios de comunicación se ha visto históricamente siempre envuelta en polémica. Don Quijote se volvió loco por leer libros justo cuando la imprenta había popularizado la lectura, antes limitada a los doctos y los frailes. Espíritus pusilánimes o ultraconservadores ven siempre en las nuevas invenciones la mano del maligno y los ocasionales aunque notables defectos que tienen los medios son exagerados y magnificados como anuncios del Armaggedon y el final de los tiempos, de los que hay que proteger y preservar a los más jóvenes. Probablemente se trata de iniciativas destinadas al control de los medios cuya aparición y difusión siempre han representado incrementos en las libertades de los hombres, en la lucha eterna entre el poder y la libertad.

Ahora mismo no se me ocurre decir mucho más. Pero si me gustaría oir otras opiniones.

X. Allué (Editor)

 


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