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“Black Mirror” se estrenaba ayer en España con muy buenas premisas debido a los comentarios favorables que traía de otros países donde ya había sido estrenada. Hay una ligera línea entre ficción y realidad que hace interesante a esta miniserie de 3 capítulos.
La serie arranca con un video de la princesa Susana de Inglaterra en el que se muestra que ha sido secuestrada. En él también se dan las pautas a seguir para que se proceda a su liberación. Estas pautas son: el Primer Ministro británico debe mantener relaciones sexuales con un cerdo y esto debe ser retransmitido en directo en televisión.
Más allá de la propia historia que cuenta (el secuestro de la princesa y la extraña condición que el secuestrador pone para su liberación) hay que considerar el trasfondo que conlleva. El miedo a lo desconocido, a no poder controlar ese mundo tan grande como es Internet. En los últimos años, la tecnología ha transformado casi por completo el mundo en el que vivimos de tal forma que podríamos decir que ya nos hemos acostumbrado a ella. ¿Quién no tiene hoy en día una cuenta en Facebook o en Twitter? Pero… ¿Realmente sabemos hacer un buen uso de estas redes sociales? Se piensa que sí pero nada más lejos de la realidad, esta serie nos muestra que no hay límites dentro de Internet, no hay barreras, todo se puede sobrepasar.
Imágenes de gentedigital.es
El video del secuestro fue colgado en Youtube, la mayor red de distribución de contenidos audiovisuales del mundo, y visto por más de 50.000 personas en tan solo una hora. Cuando el Primer Ministro ve el video inmediatamente ordena que no se difunda en los medios pero ya es tarde. Si bien sus consejeros habían quitado ese video, los internautas lo habían copiado y duplicado subiéndolo a otras webs. No existen vías de negociación por lo que no se pueden establecer otro tipo de condiciones. No se sabe cómo reaccionar ni cómo actuar desde dentro. Se debe retransmitir el acto en directo con una cámara al hombro que esté en continuo movimiento para impedir manipulaciones. A pesar de esto, se buscan actores de doblaje, miles y miles de formas para que el Primer Ministro no lleve a cabo tal acción. No sólo es algo insólito y desagradable para retransmitir en televisión por todos los canales sino que la mujer del ministro está muy afectada por los chistes jocosos en torno a la figura de su marido.
Rápidamente saltan las alarmas y a pesar de la orden de no difusión, el suceso es TT en Twitter (el tema del que más se habla) y es lo más comentado en Facebook. La noticia aparece, finalmente, en todas las televisiones. Lo primero que la gente piensa es que es un bulo extendido a través de Internet. Al ver que es real, la reacción del pueblo es de negación a ver tal acontecimiento. Sin embargo, la sociedad se mueve por el morbo y todo el mundo acaba viendo la tele el día D a la hora H. La sorpresa que guarda el autor de la serie, muy audaz por su parte, es soltar a la princesa antes de que el Primer Ministro proceda a realizar lo pedido. El problema es que todo el mundo está tan pendiente de la televisión que no hay nadie por las calles y nadie la ve antes del suceso por lo que no se puede evitar que ocurra.
La semana pasada teníamos un ejemplo de cómo afectan los diversos comentarios en Internet sobre la noticia de la restauración del “Ecce Homo”. Las constantes críticas, ataques y sobre todo, los chistes en torno a la situación, han llevado a la autora, una mujer de 81 años, a ser hospitalizada por un ataque de ansiedad. También hemos sido testigos de los continuos ataques a los que han sido sometidos cantantes como Alejandro Sanz o David Bisbal por determinados comentarios suyos en Twitter.
Bien es conocida la gran influencia de Internet en la sociedad y todo lo positivo que alberga pero no conocemos sus límites. Es algo que usamos pero que no podemos controlar. Este capítulo llama la atención por ese miedo a lo desconocido, a no saber cómo reaccionar ante un ataque difundido por una red social y por ser algo tan actual y a la vez tan innovador en cuanto al tema tratado. ¿Realmente la sociedad sabe cómo utilizar las nuevas tecnologías? ¿Estamos realmente preparados para ellas? ¿La libertad de opinión y difusión prima ante la integridad de las personas? Sin duda alguna es algo sobre lo que reflexionar y que dará que hablar durante mucho tiempo.
Sandra González
Estudiante de Comunicación Audiovisual. Iniciándome en el mundo 42, parte del equipo de La caja de música (@lacajadmusica) y colaboradora en Magazine Estrella Web. ¿Sobre mí? Soy muy impaciente, muy inconformista y una total adicta al chocolate.
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