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Como muchos ya se habrán enterado, fue denunciado públicamente y ante las autoridades el maltrato sufrido por unos pequeños niños a manos de sus propios “padres” en la ciudad de Xalapa, en el estado de Veracruz. Los menores fueron atados a los barrotes protectores de las ventanas de su casa, en donde su presunto padre, un individuo de nombre Carlos Damián Rojano López intentó enseñarles el “temor a dios” de esta forma.
Según se ha ventilado, en esa familia son discípulos de un “pastor cristiano” llamado Arturo Ladrón de Guevara, quien podría ser, en parte, culpable de inculcarles erróneas enseñanzas en las cuales los niños fueron las víctimas inocentes de retorcidas creencias fanáticas. Recordemos que incitar a cometer actos de odio o violencia también es igual de ilícito que realizarlos.
Hoy podemos decir, sin lugar a dudas, que esos niños no le tienen temor a su dios, pero sí le temen mucho a sus padres, y no merecen estar con ellos. El fanatismo irracional e ilógico siempre nos ha dejado amargas enseñanzas de lo malvado que puede llegar a ser el humano cuando “cree tener toda la razón” en temas de fe o religión, cuando ni ellos mismos pueden decir que sus creencias sean mejores que las de otros, pues hacerlo sería cometer un acto de soberbia, el pecado original, el cual, según las doctrinas cristianas, condenó a la humanidad a vivir con sufrimiento y dolor.
El reconocido sociólogo chileno Alexis Rebolledo Carreño ha comentado al respecto de estos temas una frase que debería poner a pensar a la mayoría: ”Dime cómo es tu Dios y te diré cómo está tu salud mental”. O también se aplicaría la frase que dice, “si tu dios es tan poderoso ¿por qué necesita que tú lo defiendas?” Las creencias ilógicas combinadas con un fanatismo irracional, siempre dan resultados funestos. El llamado “temor de dios” que es ensañado en las doctrinas cristianas no es para tenerle miedo a su dios, es para que teman no seguir sus mandamientos o en otras palabras fallarle a él. No debe de ser una doctrina de miedo o terror, como ocurrió hace ya varios siglos atrás.
A veces pienso, ¿no les dará un poco de vergüenza a esos “hombres de fe” o “religiosos” que un simple laico (agnóstico, escéptico, etc) sepa mucho más de sus doctrinas, o de su dios, que ellos mismos? Y digo “su dios” no por menosprecio o burla, sino porque pareciera, en algunos casos, que ellos mismos lo inventaron a su antojo.
Como ya hemos dicho, una fe débil se basa en una creencia, una fe fuerte se basa en una certeza. ¿Cómo es tu fe? Si eres de los que cree que con torturas o ataques a otros se enseña la palabra de tu dios, entonces debes de saber que si la gente no cree en la palabra de tu dios, es porque eres un pésimo representante de él en la tierra. Ese tipo de individuos “de fe” se creen con toda la razón para cometer su actos, aunque todos les digan que están en un completo error. En estos casos “Si la voz del pueblo, es la voz de Dios”, entonces deben de entender que el que está mal (en lo incorrecto) son ellos, y si no quieren escuchar lo que su dios les dice es solo porque no les conviene, o porque realmente no les interesa.
Ahí se los dejo de tarea.
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