Revista Cine

tempestad sobre gene

Publicado el 21 enero 2016 por Enriquestenreiro @soyconfeso

Cuando Gene Tierney llegó a Hollywood comenzó a fumar. Alguien le había dicho que el humo suavizaría una voz que la propia actriz definió como de «Minnie Mouse enferma». Medio siglo después, en el otoño de 1991, un enfisema pulmonar ponía el The Enda una vida con más penas que glorias. Sí, la nicotina fue la amiga más mortal de Gene Tierney pero también la más fiel durante las reclusiones en centros psiquiátricos.

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Gene Tierney by John Rawlings (1946)

La locura de Gene Tierney comenzó una noche de 1943 en la Hollywood Canteen, aquella gran sala de fiestas en donde los soldados eran atendidos por estrellas. Una noche apareció por allí Tierney, una de las «bellezas exóticas» oficiales de Hollywood, que a pesar de no haber estrenado todavía Laura(Otto Preminger, 1944) o Que el cielo la juzgue (John M. Stahl, 1945) , ya había protagonizado El embrujo de Shanghai (Josef Von Sternberg, 1941) o El diablo dijo no (Ernst Lubitsch, 1943), suficiente para que su presencia gélida causara una pequeña turbación allá donde se aparecía. Gene, que a diferencia de casi todas sus compañeras provenía de una familia que le había proporcionado una exquisita educación con estancia en colegio suizo incluida, embelesó a Darryl. F. Zanuck, patrón de la 20th Century Fox, cuando la vio en el teatro. «Es indiscutiblemente la mujer más bella de la historia del cine», llegó a proclamar Zanuck. Y gracias a la belleza forjaron una relación laboral que duró algunos años. La tournée de Tierney por la Hollywood Canteen transcurrió como era de esperar: pequeños tumultos, besos de cortesía, posados fotográficos y algún autógrafo en algún bíceps, eso sí, todo con sumo cuidado, ya que Gene estaba embarazada de su primera hija, Daria. Con todo, atendió solícita a cuantos se le acercaron, incluida una joven fan que acababa de superar la rubeola y que debía de permanecer en cuarentena para evitar propagaciones indeseadas.


Pero poco tiempo después la estrella contrajo la rubeola. Daria nació en las navidades de 1943 de forma prematura, parcialmente ciega, sorda y con un grave retraso mental. Gene Tierney, que tan sólo tenía 23 años, se sentía culpable. Ni el nacimiento en 1948 de su segunda hija, Christina, ni el esplendor laboral que vivió durante los 40`s, consiguieron mitigar una zozobra que lenta pero peligrosamente se fue apoderando de ella. Un día, de forma inesperada y cruel, le fue hecha la gran revelación: aquella fan que con su negligencia le había transmitido la rubeola, se acercó a ella para confesarle la terrible verdad. A partir de entonces la vida de Tierney estuvo plagada de desequilibrios mentales, intentos de suicidio, reclusiones en clínicas, etapas depresivas y, cómo no, el lugar común de todas y cada una de las celebridades que por uno u otro motivo visitaron las clínicas psiquiátricas de la época: los electrochocks.  En una ocasión, su hija Christina recordó: «Se iba a un rincón a menudo y se quedaba mirando un retrato de mi hermana. Lo miraba durante horas y sollozaba. Mi madre nunca volvió a ser la misma tras su paso por los psiquiátricos». Y es que las consecuencias de los diversos tratamientos a los que fue sometida fueron severas: lloraba sin motivo aparente, no podía tomar decisiones, olvidaba el nombre de sus amigos. Durante la segunda mitad de la década de los 50`s, Gene Tierney permaneció alejada de las cámaras. Se publicó, incluso, que había sido vista trabajando como dependienta en unos grandes almacenes, algo que formaba parte de la terapia. Otto Preminger la devolvió al cine con Tempestad sobre Washington (1962), un notable drama político en donde daba vida a la amante de un senador interpretado por Walter Pidgeon. Tenía solo 42 años pero ni el maquillaje ni los focos pudieron ocultar la pesadilla que Gene Tierney había vivido.


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Walter Pidgeon y Gene Tierney en Tempestad sobre Washington (1962)

Tempestad sobre Washington es un film coral que cuenta en su reparto, además, con Franchot Tone, Henry Fonda, Charles Laughton, Burgess Meredith, Don Murray y hasta una jovencísima Betty White. También Frank Sinatra, que pone la banda sonora a un club gay. Sí, estamos ante una especie de House of Cards años 60`s que narra el chantaje al que es sometido un senador con un pasado poco convencional así que, si te gustan los Underwood, te gustará esta película con un guión bastante atrevido para tratarse del año 1962. 


tempestad sobre gene

by
Saul Bass


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