Revista Salud y Bienestar
Tener unas piernas fuertes disminuye el riesgo de padecer dolor de espalda. Tanto los músculos de la parte posterior del muslo (isquiotibiales), que permiten flexionar la rodilla como los glúteos, que permiten llevar la pierna hacia atrás y enderezar
la espalda sobre la pelvis, intervienen en el correcto funcionamiento de la espalda.
Además, si no se tienen fuertes los cuádriceps, músculos de la parte
anterior del muslo que permiten estirar la rodilla, se puede adoptar posturas
incorrectas al estar de pie o agacharse y obligar a la musculatura de la espalda
a hacer más esfuerzo del necesario.
