Hermoso ensayo de Annaliese Griffin para The New York Times:
Cuando tienes cáncer, oyes mucho sobre la importancia de una actitud positiva y, hasta cierto punto, es cierto. Pero ver el lado bueno puede comenzar a sentirse como un guion que tengo que interpretar en lugar de la comunicación verdadera de lo que siento. Cuando me estoy quejando de lo molesto que es tener que aspirar mi propio cabello a cada rato, como si una especie de gato gigante viviera en mi casa, y me encuentro con un oído atento y un sentimiento afín en la forma de una gripe, se siente honesto. Me siento como yo misma, no como la triste mamá con cáncer que solo puede pensar en su mortalidad.
Las personas suelen rechazar las quejas porque consideran que es un “lloriqueo” innecesario. Pero las investigaciones también muestran que la queja tiene una función social importante que nos permite expresar nuestra emocionalidad y esto puede fortalecer las relaciones sociales.
Muchas veces la actitud positiva se siente como una carga muy pesada que solo complica la situación. Este artículo se enfoca en las personas con cáncer, pero la reflexión aplica para cualquier persona que está sufriendo.