Revista Cultura y Ocio

Tenía que haber...

Publicado el 26 octubre 2015 por Molinos @molinos1282

Tenía que haber...Llegaba de trabajar, cansada y dormida. En el tren había leído lo justo, menos de lo que le hubiera gustado, porque se había ido adormilando por momentos. Enfiló el andén de salida, ni un alma por el pasillo, nadie en la cinta transportadora. Pensaba en salir a la calle coger el 14 y llegar a casa... su sofá, su sofá, su sofá. ¿Cómo podía estar tan cansada? 
¿El 14 o un taxi? El 14, pero al ver poca gente y muchos taxis parados se encaminó hacia allí. Tres en línea, un montón de coches blancos aparcados esperando. Lo sentía por el que tocara: era una carrera corta pero no era su problema. 
- ¿Cuál me toca?- Ese. 
El taxista era cadavérico. Cadavérico de maldad, no de enfermedad. Diabólico. Debajo de una gorra calada hasta las cejas un ojos pequeños, malvados, idiotas, crueles. 
- ¡Cabronesssss! - gritó por la ventanilla a los otros taxistas al arrancar. 
Se tenía que haber bajado. 
El taxista salió de la estación y ella pensó que hubiera sido mejor el 14, que todavía estaba a tiempo, pero se acordó de que no llevaba monedas...
- ¿A que mola mi coche? Mi coche mola todo. Deportivo Leganesssss- Ah si, bueno, no sé qué coche es. No me he fijado. - Es el mejor de la parada... Mola todo. Deportivo Leganesss. - ¿Qué coche es?- Me lo han dejado, tiene un nombre raro, empieza por “s”. - Skoda. 
Se tenía que haber bajado. 
El ser maligno bajo la gorra enfiló la calle a la derecha, cogió un paquete de galletas del asiento del copiloto y lo abrió a tirones haciendo que un montón de migas salieran disparadas. Soltó el volante, bebió a morro de una botella de litro con un líquido que ella no pudo identificar. 
- Me cago en la puta con las galletas... ¿A que mola mi coche? 
Se tenía que haber bajado. 
Con el semáforo en verde, arrancó conduciendo como un maniaco, pegado al volante. De repente, levantó el culo del asiento.
- Vaya cuesco me he tirado. 
Se tenía que haber bajado. 
Se decidió. Ni un metro más con ese maníaco al volante. 
- Perdona, al salir del túnel échate a la derecha y me dejas ahí en ese semáforo. - Pero, ¿de qué vas tía? - Que te eches a la derecha y me dejes ahí. Voy de que o paras en ese semáforo o llamo a la policía. - Pero, ¡será hija de puta!- Para ahora mismo. Ahí. - Aquí molestamos al autobús. Estamos en la parada.- No es mi problema. Para el taxi. Y dame un recibo. 
Los ojos del mal la miraron por debajo de la gorra con auténtico asombro, no pudiendo creer que ella tuviera los huevos de, además, pedir un recibo. 
- Se me han acabado. - ¿Perdona?- Que se me han acabado. - Mira eres el peor taxista que he cogido jamás en mi vida, el más maleducado, el más asqueroso y encima, ¿no tienes recibo?- Es que pensé que me quedaban. - ¿Cuánto es? Ahí pone 6 euros... toma. - Son 9 por el suplemento de estación. - Por suplemento de estación no me queda nada para darte. - Serás zorra. - Dame mis vueltas. No voy a darte el billete antes de que me des la vueltas... no me fío de ti. 
Cogió sus vueltas y con el corazón a dos mil por hora salió del taxi pegando un portazo en el coche "molonnnn deportivo leganesssss". El portazo de su vida. Temblaba. 
Cuando ya caminaba para alejarse le oyó gritar un insulto y algo sobre su rabo. 
Se tenía que haber bajado. Los otros taxistas tenían que haberla avisado. Tenían que haber impedido que ese tío circulara con un coche, que nadie se subiera a ese coche. 
¿Cuántas carreras como la suya habría hecho ese día?
Tenía que haber apuntado la matrícula. 
Mierda de tío.

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