Teorías cenizas

El paro remitió el pasado mes de febrero. Lo hizo con contundencia y brío, dando así al traste con los pronósticos más agoreros y malpensados, que han estado clamando durante tiempo contra la anunciada salida de la crisis. Los datos del mes pasado no dejan lugar a la duda: hay más afiliados a la Seguridad Social y 1.949 personas más pueden salir a la calle orgullosas cada día en dirección a su recién estrenado puesto laboral. No cabe duda de que hasta los hados más paganos y descreídos se han unido al ejército de vírgenes y santos del clásico sistema celestial, asesores del Gobierno, para luchar contra la pobreza y hacer callar a los cenizos.

Bernardo Vergara, hoy en eldiario.es

Fátima Báñez, ministra de Empleo (un cargo desprovisto hoy de significado para 5,89 millones de españoles según la EPA), ha asegurado que el descenso del paro de cuatro centésimas de febrero demuestra que “el mercado laboral se ha dado la vuelta”. Y sí, cada vez son más dando vueltas sin saber muy bien adónde. Los crecimientos se miden en céntimos de unidad. Y si el céntimo sanitario con que se han gravado las gasolinas es tan despreciado como ilegal durante años, ahora se vuelve grande y digno de admirar.

Otro dato con lectura enfermiza ha sido el de la bajada de los gastos derivados de las prestaciones a los desempleados, cifrado en el 14,2% menos. Podría parecer un batacazo para los cenizos y que se haya producido un descenso del número de necesitados de estas ayudas. Pero no: resulta que la cobertura ha descendido el 4,8%, hasta el 61,39%, es decir, que cuatro de cada diez desempleados ha dejado de percibir ayuda, cerca de 1,7 millones de personas.

Solo un colectivo puede lanzar las campanas al vuelo en medio de la desolación: el de los jubilados. Sí, aunque no lo crean los cenizos. Eso sí, solo si han sido banqueros en su vida laboral. A finales de 2013, 23 banqueros tenían unos fondos acumulados para su jubilación de 227 millones de euros. Pero que la desigualdad esté creciendo y que la crisis sea solo la excusa para que así sea, como Dios manda, es solo una teoría ceniza.