El estudio del comportamiento del consumidor es un área interdisciplinar en la que intervienen la psicología, la sociología, la antropología y la economía. Saber qué compramos, por qué, cuándo, cómo, con quien y con cuánta frecuencia permite a las empresas ajustar sus productos al mercado.
Inicialmente los estudios de mercado se basaban en teorías económicas regidas por criterios racionales según los cuales los clientes en nuestras adquisiciones buscamos la máxima utilidad al precio más económico. Está claro que eso es lo más lógico, pero también está demostrado que los seres humanos nos movemos utilizando la razón en contadas ocasiones. La importancia de un producto es muy subjetiva y depende más de las percepciones personales del consumidor que de sus características físicas.
Esto explicaría por qué en muchos hogares encontramos cosas tan banales como una escoba con un aspecto "supercuqui" que sin duda habrá incrementado su coste.
Las teorías del aprendizaje explican nuestros consumos en base al conocimiento de los productos, de tal manera que compramos lo que conocemos y que anteriormente nos ha brindado buenos resultados.
El psicoanálisis a su vez ha aportado su granito de arena al conocimiento de los consumidores, según Freud nuestro comportamiento está guiado por impulsos que nos son difíciles de admitir socialmente y sobre los que al ser preguntados mentimos descaradamente. Las dos fuerzas motivadoras para el psicoanálisis serían la sexual y la agresiva. Las publicidades de muchos productos aluden de forma más o menos encubierta a estos impulsos.
La sociología apunta que nuestro comportamiento está basado en la necesidad de integración a nuestros grupos sociales, actuamos para quedar bien con los demás. Esa es la única razón que se me ocurre para explicar la moda adolescente de llevar los pantalones “cagados”.
Las apelaciones a nuestros grupos de referencia son estrategias promocionales muy efectivas porque sirven para reducir el riesgo percibido entre los clientes potenciales. Un ejemplo de grupo de referencia muy utilizado en marketing es el de los “expertos”, en la mayoría de los casos se trata tan sólo actores, pero su testimonio respaldado por una blanquísima bata, una sonrisa tranquilizadora y la seguridad de sus palabras nos genera la confianza necesaria para creer en sus argumentos.
Las empresas tampoco utilizan las mismas estrategias cuando el público objetivo son jóvenes en busca de nuevas experiencias y de reafirmación, que cuando se dirigen a personas de edad avanzada mucho más conservadores y predispuestos a aceptar las vehementes sugerencias de avispados vendedores.
Así mismo la clase social es también objeto de distinción para las empresas, la indumentaria, la decoración del hogar, el uso del teléfono, del tiempo libre, del ahorro…. Variará en función del poder adquisitivo. Todo ello puede utilizarse estratégicamente en la comercialización de los productos.
Por último, las teorías motivacionales proponen la creación de necesidades como elemento movilizador. Una vez se despierta en nosotros una necesidad se activa un desequilibrio que intentaremos corregir a través de la compra del producto sugerido para tal fin.
Os dejo amigos me acabo de dar cuenta de que es el momento ideal para darme un respiro y un pequeño capricho.