Autora: Dra. Marianela Castellanos Suárez.
En la acualidad el tratamiento de la lumbalgia ha experimentado una tendencia hacia la utilización de métodos conservadores apareciendo un interés creciente por esta técnica en países como Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. La fisioterapia y la rehabilitación se encuentran dentro del arsenal terapéutico con probada eficacia para el
manejo de los pacientes aquejados de dolor lumbar. En nuestro trabajo nos referiremos al uso de campos magnéticos y masoterapia en el dolor lumbar como un intento de búsqueda de alternativas terapéuticas con probada eficacia y efectividad.En el siglo XIX, el estudio de las corrientes alternas conduce al descubrimiento de la producción, a partir de ellas, del campo electromagnético. Los trabajos de Faraday, Maxwell y Gauss establecen las bases teóricas de sus aplicaciones prácticas, industriales y médicas.
A principios del presente siglo, destaca el interés por el efecto de los campos magnéticos sobre el organismo humano. M.F. Barnothy, en Estados Unidos, inicia una serie de recopilaciones de trabajos sobre el efecto biológico de los campos magnéticos. Y en distintos países, en especial en Alemania e Italia, se destaca el interés por la aplicación terapéutica de la magnetoterapia.
El masaje por su parte, puede definirse como el método terapéutico manual o instrumental que, mediante mecanismos directos o reflejos, modifica el estado de los tejidos subyacentes al área orgánica tratada, además de producir una beneficiosa repercusión sobre el estado general del paciente. La masoterapia, o terapéutica mediante el masaje, comprende un conjunto de maniobras que se ejecutan de forma metódica sobre una zona del organismo, realizando estiramientos y compresiones rítmicas de los tejidos, con el fin de producir en ellos los estímulos mecánicos necesarios para conseguir modificarlos de la forma adecuada en cada caso. Es una terapéutica pasiva, en la que el enfermo se deja manipular mientras permanece en relajación.
El masaje puede considerarse como uno de los medios terapéuticos más antiguos utilizados por el hombre; frotarse con la mano la zona del cuerpo en la que se ha producido dolor es una reacción natural e instintiva, así como realizar fricciones repetidas en la zona orgánica en la que se siente frío o intentar -mediante fricciones- recuperar la función de algún miembro momentáneamente adormecido.Aunque no hay bases suficientes para identificar claramente lo que hoy podemos entender por masaje con las técnicas descritas de forma confusa en la literatura china del año 2700 a.C., y en la hindú 2000 años a.n.e., para diferentes autores son éstos los primeros datos de que se dispone relacionados con este método terapéutico.
Ya en el siglo XX aparecieron nuevas técnicas y sistemas basados en fundamentos científicos cada vez mejor conocidos. Destacan por sus aportaciones A. Hoffa (1859-1907), B. Mennel (1880-1957), Terrier -que en 1957 publicó un sistema en el que se combinan manipulaciones y masaje- y G. Beard (1887-1971), entre otros.
Actualmente el masaje ha adquirido una notable importancia en el deporte, en la medicina preventiva y en la rehabilitación.
Aunque para algunos su desarrollo no haya ido paralelo a sus aplicaciones, es un recurso terapéutico con efectos beneficiosos científicamente reconocidos y de demostrado valor en multitud de situaciones.Son múltiples los usos actuales del campo magnético, siendo sus principales efectos el bioestimulante, el analgésico, como antinflamatorio y como antiedematoso, aunque se reportan beneficios en alteraciones de la circulación sanguínea y como regenerador de tejidos.
En el ámbito celular, los efectos en el ámbito bioquímico determinan en general la estimulación del metabolismo celular así como la normalización del potencial de membrana alterado. A este nivel, el campo magnético actúa provocando la activación de la repolarización de la membrana celular y normalizando la permeabilidad de la misma. Otros efectos conocidos son: la mayor rapidez de la mitosis y el incremento en la actividad del metabolismo de los iones y de la oxigenación celular.A nivel del tejido se ha comprobado el desarrollo de círculos vasculares colaterales, la reabsorción de edemas, el incremento de la actividad fagocitaria de los leucocitos, la activación en la formación de las estructuras conectivas fibrosas y el incremento de la actividad osteoblástica. Por una parte, las corrientes inducidas por el campo magnético producen un estímulo directo del trofismo celular, que se manifiesta por el estímulo en la síntesis de la energía que requiere el organismo para su función a nivel celular favoreciendo de esta manera la multiplicación celular, la síntesis proteica y la producción de prostaglandinas (efecto antiinflamatorio).
Desde el punto de vista tisular y orgánico, la magnetoterapia presenta una serie de acciones, de las cuales las más importantes son: vasodilatación, aumento de la presión parcial del oxígeno en los tejidos, efecto sobre el metabolismo del calcio en el hueso y sobre el colágeno y relajación muscular. Dos consecuencias fundamentales, se derivan de este fenómeno, una de ellas es la hiperemia o aumento de la circulación en la zona tratada y la otra, si se tratan zonas amplias del organismo, una hipotensión más o menos importante.La combinación de ambos tratamientos, el empleo de campos magnéticos y los masajes, produce una agradable sumatoria de sus efectos terapéuticos.
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