El tema del que vamos a hablar hoy, al igual que el del Quorn o los transgénicos, arrastra el problema de que pese a funcionar y tener unas posibilidades enormes debe lidiar con el rechazo por parte del consumidor. Hablo de la terapia fágica, o dicho de otra forma: la utilización de virus para matar bacterias con diversos fines, no necesariamente sanitarios, aunque su uso como alternativa a los cada vez menos funcionales antibióticos es muy prometedor (lo de funcionales lo digo porque cada vez vez funcionan peor y cada día se descubren nuevas resistencias).
Al ataquerrrrrr!!
Esta técnica se empezó a utilizar en la antigua URSS, y sus posibilidades son bastante amplias: agricultura, ganadería, sanidad, industria, farmacia… y como ya podéis adivinar el mayor problema al que debe enfrentarse es al rechazo. Apenas se está convenciendo a la gente de que no todas las bacterias son malas, sino que muchas reportar efectos muy beneficiosos, como para empezar a decirles que no todos los virus son malos y que muchos pueden utilizarse de manera positiva.
Esto se hace más evidente en el tema sanitario: puede que no hubiera problemas con vender una ensalada a la que se le han espolvoreado fagos a modo de insecticida, tampoco si una fábrica los empleara para limpiar superficies. Pero dile a una madre que su hijo se tiene que tomar un chupito con 109 virus (1.000.000.000 virus). Aunque si se para un momento a pensarlo no es tan distinto de una vacuna en la que nos hemos inyectado bacterias, en algunos casos enteras y vivas. Pero claro, a todos nos han dicho desde pequeños que las vacunas son buenas así que nadie se preocupa.
Tras esta pequeña introducción-reflexión, pasemos a explicar los fundamentos de esta original tecnología:
Los bacteriófagos o virus, son microorganismos no celulares de tamaño hasta 100 veces inferior al de una bacteria, aunque los tenemos asociados a enfermedades como en el caso del VIH, la verdad es que existen muchos en el medio ambiente que no nos causan problemas. De hecho son los depredadores de las bacterias. Se puede decir que los bacteriófagos son para muchas bacterias como muchas bacterias para nosotros. Lo mejor de los bacteriófagos es que son tremendamente selectivos: infectan a bacterias muy concretas, muchas veces a tan sólo una cepa de una especie particular.
¿Por qué utilizar la terapia fágica? Existen varias razones: algunas bacterias son extremadamente resistentes a los bactericidas, mientras que las que son sensibles a, por ejemplo antibióticos, están desarrollando resistencias tan deprisa como los investigadores desarrollan otros nuevos. Y por otra parte, la terapia fágica es como usar misiles teledirigidos: sólo van a afectar a la bacteria que deseamos eliminar. Mucho más útil que cuando nos tomamos un antibiótico y eliminamos, además del patógeno, a toda la microbiota intestinal que pase por allí.
¿Es realmente segura? De las 90 familias de virus conocidas, sólo 19 causan problemas al ser humano. La mayoría sólo atacan a bacterias. Además los virus son posiblemente los microorganismos más abundantes de la Tierra, se calcula que existen del orden de 1031 virus en nuestro planeta (10.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000) y en una sola gota de agua de mar hay millones de ellos. Existen de forma natural en el suelo, en las verduras y frutas, en el agua… y por lo tanto los consumimos diariamente. De hecho la famosa microbiota humana no sólo incluye bacterias, sino también virus.
A pesar de todo esto no enfermamos continuamente, así que creo que queda demostrado que la idea de virus=enfermedad es tan inexacta como la de bacteria=enfermedad.
Más motivos por lo que la terapia fágica es segura: no afecta a la microbiota intestinal (ya he dicho que es muy selectiva) y no tiene efectos adversos sobre las personas, animales, plantas o medioambiente en general. Además, en los más de 80 años de estudio no se ha encontrado ningún caso de que haya podido impactar negativamente en la salud de algún paciente.
¿Cuáles son sus ventajas más importantes? Como ya he dicho un par de veces, los bacteriófagos son totalmente específicos, a diferencia de otros medicamentos. Además, gracias a la evolución, trabajan ellos mismos para superar las resistencias (carrera armamentística). Por otra parte su número aumenta durante la terapia, garantizando así su efectividad (tras eso serán eliminados). Son omnipresentes, por lo que es fácil encontrar un fago útil a nuestras exigencias. Y por último es una tecnología natural, efectiva, orgánica y biodegradable (qué bonito me ha quedado).
¿Hay algún inconveniente o puntualización? Necesariamente. Para empezar sólo se pueden utilizar fagos líticos, que son los que infectan y matan a la célula. Nunca lisogénicos, que se incorporan al DNA de la célula. Bastante tenemos con las cepas patógenas como para ir metiéndoles DNAs raros. Otra cosa que hay que tener en cuenta, es que a diferencia de otros bactericidas, los bacteriófagos se van a multiplicar exponencialmente dentro del paciente, por lo que es necesario tenerlo en cuenta en las dosis. Un pequeño problema viene unido a su alta especificidad: es necesario tomar un cocktail con varios fagos distintos para asegurarnos de que serán afectadas todas las bacterias patógenas. Por último existe un problema asociado al hecho de que ni bacterias ni fagos se mueven (sobretodo los fagos), así que su utilización para la limpieza de superficies puede resultar un suplicio, por la dificultad de que coincidan ambos microorganismos en el espacio.
Su uso ha resultado muy efectivo en la lucha contra biofilms y contra Listeria. Y podría alargar el artículo con varios ejemplos, sin embargo ningún ejemplo que pudiera contar sería tan divertido como este: la lucha contra el olor de pies.
El olor corporal se debe a las fermentaciones que realizan distinas bacterias en las zonas más “adecuadas” de nuestro cuerpo (húmedas y calentitas por decirlo de alguna forma). En el caso del olor de pies, este se debe en su mayoría a la presencia de Bacterias Lácticas (sí, las mismas que hacen el yogur, pero no lo intentéis en casa). Pues bien, no hay más que usar un spray con virus contra estas bacterias y asunto solucionado. Es un uso sanitario mucho más atractivo de entrada que el tener que comerse millones de virus. Y dile adiós al olor de pies.
Como cazadores acosando a un mamut
Este artículo participa en el Primer Carnaval de Biología organizado por Micro Gaia