¡Traed confeti, serpentinas y guirnaldas! Este blog está de fiesta porque hoy se cumplen tres años de la publicación del mensaje de bienvenida. Durante este tiempo he leído mucho, he escrito mucho, he aprendido mucho y he disfrutado mucho gracias al pequeño placer que supone tener un rincón en la red en el que puedo soltarme y hablar de lo que más me gusta con la satisfacción que da saber que al otro lado, en algún lugar del mundo, hay una persona que me lee y comparte mi pasión por la literatura. He publicado muchas reseñas, un buen puñado de artículos de opinión y alguna que otra entrada especial, y aunque el número de comentarios ha descendido en los últimos meses, las visitas van in crescendo, así que me siento contenta con la evolución de este espacio.
No obstante, lo que quiero celebrar no son las cifras, sino el hecho de seguir con muchas ganas de continuar después de todo este tiempo. En algunos sentidos todavía me siento como una principiante; concibo la existencia (incluida su vertiente internauta) como un camino en el que nunca se deja de aprender, y mi clave para no perder la ilusión está en ser exigente con uno mismo y proponerse nuevos retos. En este sentido, en los próximos meses espero introducir alguna nueva sección que tengo en mente y, por supuesto, seguir mejorando mi forma de reseñar y proponer temas de debate interesantes. Quiero demostrar que el hecho de escribir en un blog no implica que los contenidos sean de baja calidad o que el reseñador carezca de criterio.
Tener un blog es, en cierto modo, tomar conciencia del carácter
efímero de la vida y de la inmensidad de Internet: leer un libro y redactar una reseña conlleva un
tiempo de lectura, escritura y reflexión nada desdeñables, pero luego
solo unas pocas críticas afortunadas logran captar la atención de los
lectores y convencerles para que se acerquen (o no) a la obra en
cuestión. La mayoría de textos cae rápidamente en el olvido, y cuando
veo el largo índice de reseñas
sufro una sensación de vértigo porque me siento como una adicta a la
comida que come y come, una adicta a las letras que lee y
escribe como si no hubiera mañana. ¿Vale la pena? Al menos sé que no engullo hamburguesas del
McDonald's, sino que intento mantener una dieta sana y variada en la que
paladeo con gusto cada novela que elijo; en definitiva, para mí el blog
no es trabajo en vano.
Quizá lo más difícil de
administrar un blog, sobre todo cuando se mantiene una disciplina en lo
que a ritmo de publicaciones y calidad e interés de los contenidos se
refiere, es la sensación de no saber si lo estoy haciendo bien. El hecho
de que los comentarios hayan descendido me afecta, porque aunque las
visitas vayan bien es en esas pocas líneas donde veo que lo que he
escrito realmente gusta; las aportaciones de los lectores me sirven como
feedback. El carecer de jefe (o mejor dicho: el ser mi propia
jefa) me quita esa figura de autoridad que tanto ayuda a saber si se va
por el buen camino o no.
Por otro lado, al echar la vista atrás es evidente que algunas reseñas han tenido más éxito que otras. No voy a nombrar aquí las más populares porque suficiente protagonismo han conseguido ya (a menudo en contra de mi voluntad, porque lo más visto casi nunca es lo que más me ha gustado o lo que más he disfrutado al escribir), pero sí aquellas en las que me consta que bastante gente tomó nota de la recomendación, leyó la novela en cuestión y la disfrutó mucho, a saber: El puente invisible, Criadas y señoras, La nevada del cuco y la saga Vampire Academy, y de forma más reciente La mujer de papel y La amiga estupenda. También creo que este último año ha sido el de la consolidación de las redes sociales del blog (Facebook y Twitter), que en cierto modo cumplen el papel que han perdido los comentarios. Doy las gracias a quienes me siguen a través de estos medios porque me han proporcionado muchos momentos gratos al intercambiar opiniones, y también a los que comparten los contenidos del blog porque me ayudan a darlo a conocer, que es lo que al fin y al cabo queremos todos los blogueros.
Espero que dentro de un año nos volvamos a encontrar para celebrar el cuarto aniversario de Devoradora de Libros y que hasta entonces pueda descubriros buenas lecturas. Una vez más, muchas gracias por estar ahí, porque un blog sin lectores no sería nada. Ahora, si os apetece, sentaos a tomar un trozo de tarta conmigo y comentad qué es lo que más os gusta del blog o si recordáis haber leído alguna novela por mi recomendación. Para mí será un bonito regalo saberlo.