Revista Cultura y Ocio
Algunas lecturas nos dejan por los suelos. Unos porque nos encantan y no queremos que se acaben, otros porque nos han removido por dentro. A mí me ha pasado también con algunos, pero como ahora mismo me encuentro terminando un proyecto para publicarlo, me he dado cuenta de que también me siento como la protagonista de la ilustración: agotada.
Cuando te encargas de todo el proceso editorial, escribir la historia es el inicio de un millón de quehaceres que vienen después. Incluso las que no te apetecen porque se te dan mal o son aburridas. A mí, por ejemplo, me parece muy tedioso tener que andar con las medidas. Siempre se me dio mal ese trabajo y acabo peleándome con él porque hasta que consigo que me cuadren las cosas me eternizo. Suelo utilizar mil trucos para no tener que andar calculando, pero al final no sé si es peor el remedio que la enfermedad.
Diseñar las partes mas creativas y los adornos de la maqueta del libro me encanta, pero para las cubiertas soy más limitada. Y me encanta crear texto, pero corregir es otro cantar…Como veréis, hay que hacer un sinfín de tareas y cuando no puedes delegar, te toca hacer las que quizás no te agradan, aunque también aprendes mucho y las acabas realizando porque son imprescindibles para ver tu libro terminado.
Me quedan unos detalles para que publique mi último poemario.Se ha ido retrasando precisamente por esos detalles que me cuesta más hacer, pero espero que en unos días esté disponible y podáis obtener vuestro ejemplar, si así lo deseáis. En breve haré las presentaciones oficiales. Espero que me deis vuestras valiosas opiniones, tan importantes para mí, y que os guste.
Y vosotros, ¿os encontráis en pleno proceso editorial?¿cuáles son las tareas que más os gustan? ¿Y las que menos?
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