Revista Cine
Terminator Génesis nos sorprendió con un tráiler en el que no se entendía nada, y dejaba la sensación de que íbamos a tener una película muy loca y probablemente, mala.
Efectivamente, el resultado final ha sido muy loco, pero, puesto que estamos hablando de una película eminentemente de acción (la parte de ciencia ficción es aquí incluso más somera que en las anteriores), veo más correcto dejar de lado lo de buena o mala, para hablar más bien de entretenida, o no entretenida.
La saga Mercenarios es, en cuanto a la historia, una cosa muy mala; pero que me aspen si no es entretenida esa mierda. Pues algo parecido pasa con Terminator Génesis.
La sinopsis es jodida, por lo enrevesado del guión: cuando Kyle Reese es enviado a 1984 para proteger a Sarah Connor (es decir, la primera película), se encuentra con cosas que dentro de la línea temporal de la saga, no esperábamos.
Lamento que eso haya sido todo, pero si extiendo más la sinopsis, la llenaré de spoilers.
Y es que la historia es tan loca, y tan cargada de pequeños giros respecto a lo que podíamos esperarnos (o sea, referencias a la primera y segunda película) que resulta casi abrumador. Y digo casi, porque a pesar de ser un no parar de acción mezclado con locuras sobre la trama, no da la sensación de atascarse en ningún momento.
Al tener tan bien integrada la trama con la acción, hace que el ritmo apenas disminuya, provocando un resultado de acción continua; una gran diferencia con las anteriores y ya referenciadas primera y segunda parte (La rebelión de las máquinas y la Terminator Salvation no tienen referencias dentro de la película y da pie a pensar que no existieran), en las que la acción tiene su momento, y los momentos de profundización de personajes y trama, otro lugar más o menos diferenciado (en la primera cuando están Sarah y Kyle debajo de un puente, y en la 2 cuando van al desierto a armarse, así como el momento sonrisa de Schuachenegger).
¡Vaya! Que esto es acción y poco más, un no parar de acontecimientos descabellados. Es tal el despropósito, que, consciente de la locura que nos están mostrando, se sobre-explica todo, en parte por la necesidad que tiene el guión de intentar creerse a sí mismo.Pero ni tan mal, porque si lo que quieres es ver a Schuachenegger dando hostias sin plantearte la credibilidad de los viajes espacio temporales, o de las actualizaciones de software vía metal líquido, a por ella, maldición, que además de guantazos tiene comicidad a raudales de la mano de un robot viejo, pero no obsoleto.
En una frase: un 5 en una escala normal, y un 6,5 en una escala de películas de acción.
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