Revista Decoración
Las terrazas no son sólo para el verano, sobre todo si tenemos la suerte de que sean cubiertas. Como en esta terraza nórdica que a la vista está, se disfruta incluso en el crudo invierno. Como si fuera un porche y en un marco blanco, se han añadido piezas de color que le dan mucha alegría. Flores y plantas escogidas, plantadas en macetas y pequeños capazos, cojines y mantas de piel y de tela, asientos y mesita en mimbre teñido, recrean un ambiente de sala de estar en el exterior. La introducción de pequeños objetos de un exotismo palpable, como los farolillos marroquíes y las portavelas, consiguen un efecto étnico, un bello contraste para una terraza de acento nórdico que se sale de lo común.
Vía: Planete Deco